Los mitos del amor romántico y la cultura imperante normalizan la violencia de género. Así lo ha expuesto Miguel Lorente en su conferencia Me remito al mito: normalidad y violencia de género, que ha tenido lugar en Palma dentro del ciclo Amar no es controlar, promovido el Consell de Mallorca. Se trata de una serie de actividades sobre la prevención de la violencia machista para sensibilizar a la ciudadanía y fomentar unas relaciones afectivas basadas en el respeto y la igualdad.
¿Qué es la violencia de género?
Es la violencia construida sobre las referencias culturales que toma como elemento de valor la posición del hombre.
El 80% de las mujeres no denuncian, ¿por qué?
El motivo es que la cultura ha normalizado la violencia hasta tal punto que incluso su expresión se considera una manifestación positiva. Se plantea que corrige algo que para el hombre está mal. Lo de “mi marido me pega pero por lo menos le importo” expresa muy bien ese entendimiento de la violencia como un factor de preocupación, de interés e incluso de amor del hombre hacia la mujer.
¿En qué posición queda la violencia psicológica?
Es la más importante porque es el objetivo de la violencia. Lo que pretende el maltratador es controlar a la mujer y someterla, que haga lo que él considera que tiene que hacer. El maltrato físico es una forma de llegar a ese control, que a su vez es una reacción psíquica y emocional a la violencia bajo la interiorización, el miedo y la amenaza. Dañarla no es un fin, sino una forma de dominación.
¿Cómo están actuando la justicia y las administraciones?
Ni la justicia, ni el derecho, ni la medicina, ni la policía están al nivel actualmente. El machismo es cultura y, por lo tanto, a la hora de interpretar la realidad lo hace mediante los estereotipos, los sesgos y los prejuicios que la cultura ha establecido. La justicia está haciendo una gran labor modificando y aplicando la ley, hay grandísimos jueces y juezas, pero la formación y la especialización son necesarios para mejorar.
¿Hay violencia feminista?
Hay violencia de las mujeres, sí, pero no feminista. El feminismo no se basa en el uso de la violencia, de la coacción o en el dominio de los hombres. Al contrario, lo llama a la participación. Está legitimado para pedir que durante los próximos 10.000 años las relaciones se basen en la superioridad de las mujeres, que es lo que los primeros 10.000 años de historia hemos vivido con la superioridad de los hombres. Llama a la igualdad desde el minuto cero, pide que el hombre se incorpore para que esa igualdad se materialice. Entonces hay violencia perpetrada por mujeres porque no depende del género, ahora bien, el género sí que tiene violencia específica porque está construida sobre esa normalidad, esa justificación y esa minimización
¿Hay unos patrones generales en torno a la violencia?
Todas las violencias terminan igual. Hay un punto en común tanto si es de género, terrorista, racista o de narcotráfico. Es el resultado: lesión física, lesión psicológica, lesión sexual o la muerte. Ahora bien, la clave para entender las diferencias entre la violencia no está en el resultado - que hay matices- si no en el origen, el por qué y el para qué, los motivos y los objetivos.
Entonces, podemos decir que hoy en día la violencia machista se ha introducido como algo normal.
En la violencia de género hay una construcción cultural y social que la ampara. La que pueda ejercer una mujer u otras personas no está normalizada. Hoy por hoy nadie dice “mi mujer me pega lo normal”.
