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Entrevista

Aina Socies Fiol: "Las semillas de las variedades locales destacan por la calidad y porque son fértiles"

"La pérdida de una semilla supone la desaparición de toda la cultura agraria que está ligada a ese fruto", afirma

Aina Socies Fiol es miembro de la Associació Varietats Locals de les Illes Balears. B.Font

La Associació Varietats Locals de les Illes Balears acaba de publicar su catálogo anual. Hace 7 años que empezó el proyecto de multiplicación de semillas, que actualmente cuenta con 15 fincas, la mayoría ecológicas, que se dedican a producir la simiente de casi 70 variedades de legumbres y hortalizas. Gracias a esta labor, mantienen vivo el trabajo de payeses y agricultores que tras décadas y décadas de selección consiguieron obtener unos alimentos de calidad, adaptados al clima donde se cultivan. La entidad intenta divulgar estos frutos entre la ciudadanía, poniendo a su alcance estas semillas, una misión complicada ya que el sector está dominado por empresas que parecen buscar el control de la soberanía alimentaria.

¿Qué es la soberanía alimentaria?

La capacidad que tienen los pueblos para definir su política agraria, es decir, poder decidir lo que siembran, lo que comen y lo que comercializan.

¿Por qué tengo que preocuparme por las semillas si es fácil obtenerlas?

Actualmente hay muchas personas que no tienen en cuenta la importancia de ser soberanos en la alimentación. El motivo es que se pueden encontrar semillas y planteles con facilidad. Ahora bien, las variedades locales, además de caracterizarse por su calidad, destacan porque son fértiles.

¿Significa eso que muchas de las que se venden hacen frutos que no pueden reproducirse?

Así es. De manera que, siempre les tendrás que comprar la semilla y estar a su merced en lo que decidan.

Es decir, que nos tienen bien atados.

Sí, estas empresas mantienen las semillas unos años, pero luego las varían ya que experimentan y sacan nuevos productos. De manera que si una persona ha estado sembrando, por ejemplo, un tipo de cebolla y la empresa lo cambia, tendrá que adaptarse a este nuevo alimento.

¿Cómo 'surge' una variedad local?

Gracias al trabajo de los payeses, que generación tras generación, las han seleccionado. Hoy en día se pueden encontrar en el campo, en el mercado, en bancos de semillas, pero otras se han perdido. Recuerdo un payés de Petra que me dijo que llegó a disponer de 8 clases de melones, pero cuando dejó de acudir al mercado para venderlos tan solo cultivaba la mitad para consumo propio, por lo que el resto se ha perdido. Esto no solo supone perder la semilla, sino también toda la cultura agraria que está ligada a ese fruto.

Detrás de cada uno de estos alimentos también hay una historia.

Sí, por ejemplo el 'meló Clot des Pou'. Parece ser que la semilla se perdió. Tan solo la mantuvo un matrimonio mayor. Un día, la pareja regaló uno de estos melones a su dentista, que a su vez, es amigo de un payés que es multiplicador de semillas de la asociación. Cuando lo probó, le gustó mucho y se interesó por esta variedad. Preguntó por su nombre, pero el dentista lo desconocía, tan solo sabía el apodo del marido: 'en Rectora', y que procedían de s'Horta. Así que empezó a llamar a esta variedad como 'meló d'en Rectora'. Pero poco después, contactó con unos vecinos de s'Horta, que le explicaron que era un melón típico de esta zona pero que dejó de cultivarse con la llegada de las variedades comerciales e híbridas. Fue por ello que, cambiaron de denominación y recurrieron a un topónimo de la zona donde antiguamente se cultivaba, por ello se denomina 'meló Clot des Pou'.

¿Cómo nació el interés por las variedades locales?

Hay que remontarse al botánico y geógrafo ruso Nikolai Vavilov, que vivió entre finales del siglo XIX y mediados del XX, se dedicó a viajar por el mundo para conocer los centros de origen de las plantas; es decir, el lugar donde por primera vez se encuentra una especie, ya sea silvestre o cultivada. Definió diferentes centros de origen, entre los que se encuentra el Mediterráneo. Las que por primera vez se encontraron aquí son las denominadas autóctonas, mientras que las variedades locales pueden tener su centro de origen aquí o en otro lugar, ahora bien los payeses las han ido seleccionando, año tras año, según sus preferencias ya sea por la resistencia, productividad, calidad...

Póngame un ejemplo.

El origen de los tomates es Centroamérica. Con el tiempo, llegaron a Mallorca, donde era un cultivo desconocido, y se empezó a cultivar y a seleccionar. Fruto de ello, a día de hoy se encuentran estas variedades locales que son fruto del trabajo de diferentes personas que seleccionaban sus semillas.

¿Con qué fin?

Para una cosa tan sencilla como es garantizarse los frutos y semillas para los años venideros. Si no las guardaban no podían autoabastecerse de semillas ni de frutos.

Dígame, ¿hay un solo tipo de tomate de 'ramellet'?

Existe la variedad de 'tomàtiga de ramellet' y de esta hay muchos tipos varietales ya que cada familia seleccionaba su propia semilla.

Los payeses siempre han tenido las semillas a buen recaudo.

Es lógico porque han trabajado muchísimo para conseguir unos determinados frutos. De hecho, el vivero Ca na Justa, de Porreres, quería difundir la 'col de Son Amer', de Campos, y se topó con que el payés no quería dársela.

Pero está incluida en su catálogo...

Sí, porque cuando el payés se hizo muy mayor, y ya no podía cultivarla, fue al vivero a darles la semilla para que la continuaran sembrando.

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