La ciencia es un procedimiento. Cabe utilizar las mismas palabras que usan los científicos, referirse a los mismos problemas y quedar, pese a ello, a años luz de lo que podría considerarse una respuesta digna de la ciencia. Un ejemplo de lo que digo ha aparecido hace poco en los diarios generalistas, referido a una piedra que cuenta con la impresión de un pie humano. La pieza fue robada hace una década y vuelve ahora a la ciudad de la que procede, Jesús de Machaca en Bolivia.
El asunto no tendría mayor importancia de no ser por el comentario que traía la noticia acerca de la edad de la huella pedestre, cifrada según el corresponsal de la agencia EFE en La Paz en más de cinco y quizá hasta quince millones de años. La fotografía que acompañaba al repòrtaje mostraba la marca de un pie humano semejante al de cualquiera de los nuestros. Con lo que se estaba sosteniendo -así se decía, de hecho en la noticia- que hubo seres de nuestra especie en Sudamérica en la época del Mioceno. Algo que todos los familiarizados con la paleontología humana saben que es imposible. Los humanos más antiguos cuentan con siete millones de años, sí -la fecha de la separación de los linajes de chimpancés y humanos a finales del Mioceno-, pero no salieron de África hasta mucho más tarde. Esos ancestros primeros contaban con una locomoción bípeda diferente a la nuestra y hubo que esperar hasta hace cosa de un millón de años, como poco, para que existiesen pies semejantes a los de los humanos modernos. Nuestra especie surgió hace unos doscientos mil años y entró en el continente americano alrededor de quince mil años atrás, treinta mil en la más optimista de las hipótesis. Así que ¿una huella humana de entre cinco y quince millones de años en Bolivia?
La curiosidad acerca del absurdo de la huella boliviana me llevó a buscar detalles sobre su descubrimiento. Ningún artículo relativo a ella aparece ni en el buscador de publicaciones científicas más importante que existe, el de la US National Library of Medicine (PubMed, con 27 millones de citas), ni en Google Scholar. Ampliando la búsqueda a la red completa, cosa que permite llegar incluso a las páginas publicadas por sectas como la de los raelianos, que sostienen que nuestra especie fue puesta en la Tierra por los extraterrestres cuando había aún dinosaurios, sí que apareció la huella de Jesús de Machaca. Fue estudiada y mostrada por investigadores, cito textualmente, de la Comunidad de la Sabiduría Ancestral. La edad atribuida a la huella es la de los estratos en que se encontró la roca y, al menos en la noticia de su hallazgo, no aparece ningún tipo de hipótesis acerca de cómo se produjo. Pues bien, pese a semejantes referencias las autoridades bolivianas acogieron con toda seriedad los comentarios de la Comunidad de la Sabiduría Ancestral y, lo que es peor aún, los principales diarios españoles se hicieron eco de ellos sin el menor reparo.
