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Crítica de música

Bright Cecilia

Acadèmia 1830 - Auditori Conservatori de Palma

* * * ½

De Enrique Bernaldo de Quirós, piano, y Fernando Marina, director. Obres de Beethoven.

La fiesta de Santa Cecilia, patrona de la música, hace que en torno a cada 22 de noviembre, diferentes instituciones organicen conciertos en honor de la mártir cristiana. Así lo hicieron los miembros de la Acadèmia 1830, que el pasado sábado ofrecieron un Concert de Santa Cecília en el Auditori del Conservatorio. En el programa un solo nombre, Beethoven, a través de dos de sus obras más alegres, el Concierto para piano número 3 y la Sinfonía número 8. Como solista, Enrique Bernaldo de Quirós, quien interpretó la parte de piano de manera excelente. Mejor en el primer y tercer tiempo que en el segundo, que sonó un tanto metálico. De todas maneras Bernaldo de Quirós demostró que conoce los entresijos de Beethoven y que sabe ir mucho más allá de las notas, por eso resultó extraño que tuviera, no que utilizara, la partitura. Su Beethoven fue muy aplaudido, lo que le obligó a interpretar un virtuosístico Estudio op. 10 número 8 de Chopin, como bis.

La Orquesta, con Fernando Marina al frente, acompañó al solista al mismo nivel, con un sonido a medio camino entre la modernidad y la ancient music, mérito que en parte debemos atribuir a Joan Campomar, quien con los timbales dio un toque histórico a la sonoridad.

Ese toque medio antiguo también apareció en la Octava Sinfonía, la más dinámica, optimista y divertida de todo el opus beethoveniano. La Orquesta, la Academia 1830, aumentada con profesores de la Simfònica, consiguió seducir al público que llenaba más de medio auditorio, hasta el punto de hacer aparecer al director en cinco ocasiones. Muy bien el apartado de maderas, con una espléndida Mayte Abargues imprimiendo con la flauta un toque de distinción al tutti orquestal.

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