De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2025, cerca de 2.000 millones de personas vivirán en países o en regiones donde la escasez de agua será absoluta y los recursos hídricos por persona estarán por debajo de los 500 metros cúbicos anuales recomendados. La reutilización de las aguas residuales se está convirtiendo en una estrategia necesaria para garantizar el abastecimiento.

En los últimos años, hemos visto diferentes proyectos en energía, transporte y servicios públicos destinados a lograr ciudades más eficientes y sostenibles. El reto también es aplicar la tecnología a la gestión de un bien básico para los ciudadanos: el agua.

La Unión Europea no quiere perder el carro de la innovación y en su objetivo de ser un continente "integrador, sostenible e inteligente", ha destinado 80.000 millones de euros hasta 2020 a programas de I+D+i a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), la cifra más alta en la historia de este fondo. El reto es extender lo que empezó siendo la domótica más allá de las viviendas e implementar esta tecnología a gran escala en las ciudades, lo que conocemos como ciudades inteligentes.

Según el informe ´Global Smart Water Management Market 2016-2020´ (Mercado Global de Gestión Inteligente del Agua 2016-2020), elaborado por la consultora Technavio, el uso de tecnologías para la gestión inteligente del agua, tales como el Big Data, el Internet de las Cosas y la detección y monitoreo en tiempo real de los sistemas, puede ayudar a ahorrar más de 11.000 millones de euros a los servicios públicos cada año.

También es importante analizar al detalle cómo funciona la distribución de agua en la red para prever los riesgos de incidencias (fugas, caídas de presión, etc.) y darles solución. No en vano, el 25% del agua urbana suministrada en España cada año se desperdicia, según el ´XIV Estudio Nacional de Suministro de Agua potable y Saneamiento 2016´, publicado por la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento. Hablamos de consumos no autorizados (fraudes), consumos autorizados no medidos, errores de medida y fugas de la red.

En todo el mundo, se pierde el 35% del agua potable que circula por la red, lo que equivale a 49.000 millones de metros cúbicos de agua al año. Estas pérdidas de agua se deben principalmente al envejecimiento de las tuberías, que necesitan un mantenimiento constante y que deben ser renovadas periódicamente para limitar su deterioro, el cual conduce a un menor rendimiento, una mayor frecuencia de las interrupciones del suministro y un incremento de los costes de explotación.

Actualmente, hay varias herramientas que tienen como objetivo optimizar el rendimiento de las redes de agua. Un ejemplo lo constituye el sistema Aquadvanced™, una solución innovadora desarrollada por Suez, líder global en el tratamiento de aguas y residuos, que permite gestionar con eficiencia la red de abastecimiento, reduciendo costes operativos, controlando la calidad del agua y optimizando el consumo de agua y energía. Este sistema optimiza todos los indicadores de rendimiento de la red de agua potable (caudal, presión y calidad) mediante sensores que supervisan el comportamiento hidráulico de la red en tiempo real. Ello permite detectar las fugas de agua así como controlar continuamente la calidad del agua.

El software centraliza y analiza todos los datos y los transforma en una herramienta que ayuda a la toma de decisiones. Mediante el uso de estos datos, garantiza una gestión rápida de las incidencias detectadas (fugas, caídas del nivel de presión), simula el impacto de las intervenciones de los equipos y controla la calidad del agua. De este modo, el operador tiene una visión global del rendimiento de la red en tiempo real. Para las administraciones locales, Aquadvanced™ garantiza una mejora del rendimiento de la red de agua, de modo que alarga su vida útil, y a la vez optimiza los costes. Para el consumidor, garantiza una mejor calidad del servicio: las interrupciones del suministro se producen con menos frecuencia y, cuando se producen, son más cortas; la calidad y la presión del agua mejoran, y la atención al cliente es más eficiente.

La inteligencia aplicada al ciclo integral del agua también cuenta ya con sistemas de monitorización. Más de 500 estaciones remotas de medición automática distribuidas por toda España vigilan que no existan compuestos inadecuados que afecten a la calidad de nuestra agua, ya sea para el consumo en los hogares como para actividades industriales.

Los equipos cuentan con tecnología especializada en la medición de múltiples parámetros: pH, cloro, materia orgánica, conductividad, etc. El software instalado en estos sistemas recoge datos de forma constante, lo que facilita a las empresas tener bases de datos actualizadas para obtener informes, historiales, alertas, etc. De esta forma, según Hidrobal, se asegura la calidad y el control sanitario de las aguas tratadas. Hidrobal es la compañía que gestiona el ciclo integral del agua en diversos municipios de Mallorca y Menorca.

En el objetivo de las ciudades inteligentes por optimizar los procesos industriales, otro paso adelante está siendo el cambio de contadores mecánicos de gas, agua y electricidad por los nuevos medidores digitales. Los modelos más avanzados son los llamados "contadores inteligentes". Estos contadores miden agua, gas y electricidad, y al mismo tiempo que reciben información son capaces de trasmitirla a la empresa que opera el servicio. Estos dispositivos generan información actualizada sobre el volumen de agua y de energía eléctrica que se ha utilizado en la unidad que corresponda, ya sea metros cúbicos (m3) o kilovatios/hora (KWh). La información enviada al medidor por parte del usuario o la empresa que ofrece el servicio puede incluir información sobre precios, instrucciones de conexión o desconexión, alarmas e instrucciones cuando exista un malgasto de carga, actualización de software del contador, fecha y hora.

Por ejemplo, en Mallorca el sistema denominado BUS VHF permite la medición inteligente de contadores electrónicos. Para ello, utiliza comunicaciones inalámbricas con tecnología de largo alcance VHF. Esta tecnología permite leer de 1 a 50 contadores utilizando un único dispositivo (lo que comporta un ahorro de costes) así como el análisis de lecturas diarias para identificar cualquier consumo inesperado. Por ejemplo, un flujo de agua continuo durante la noche puede indicar una fuga.

El objetivo de estos sistemas es poner la inteligencia al servicio de la gestión eficiente del agua, un bien cada vez más escaso. Este es precisamente el gran reto en un mundo donde, aunque el 70% del planeta está compuesto por agua, solo el 1% es apta para sus 7.000 millones de habitantes. Esa minúscula cantidad es la que tenemos que utilizar para cubrir todas nuestras necesidades, riego, industria, servicios sanitarios? así como la de millones de especies con las que compartimos el planeta.