Aquí había la cafetería Gomila, aquí una pizzería, aquí la discoteca Barbarella... Pasear por la avenida Joan Miró hacia la Plaza Gomila es como abrir el baúl de los recuerdos para Pepe Leal y Pepe Marroig. El bar Suomalainen y La Polka son dos clásicos de la que fue la zona de ocio por excelencia de Palma y también de la isla. A ellos, hay que añadir otro superviviente gomilero Juan Jiménez del Nito´s, cuyos pollos han hecho historia no solo entre los vecinos del Terreno sino entre clientes cómo el rey emérito Don Juan Carlos y su hijo Felipe VI.

Pepe Leal y Juan Jiménez son nombres míticos en Gomila y La Polka quiso rendirles homenaje como "ilustres del barrio" en la segunda edición de los Premios La Polka, celebrados en julio. "Personas como ellos son los que cohesionan el barrio", sentencia Marroig, propietario del ejemplar bar de la avenida Joan Miró que reabrió sus puertas en 2012 tras una década cerrado. El galardón es la escultura Rayo de Júpiter, obra de Xisco Cabanillas, mestre d´aixa y escultor. La obra alude a sus orígenes ya que era un bar de regatistas. "Aún lo sigue siendo". Leal y Jiménez fueron los premiados porque "no se han movido nunca del negocio y me ayudaron en la reapertura. Eran mis anfitriones. Han aportado seriedad, esperanza y, sobre todo, trabajo al barrio. Ellos arrastran a gente y se han hecho querer", señala Marroig.

"Todo el mundo aprecia Gomila. La quieren porque ha tenido un peso cultural muy importante", sentencia Marroig, que confiesa que es posible revivir las noches de fiesta de antaño en La Polka, un bar que en su época dorada fue escuela sentimental y pista de baile de una generación, una generación que sigue acudiendo al bar para disfrutar de su música. "Los clientes nos dan las gracias por haber reabierto y por mantener la línea musical. Nada de Despacito ni de hits efímeros. Suenan Rolling Stones, The Beatles... "Vienen los mismos clientes, con algunos años más. Los Sirex son unos habituales, pero también acuden hijos de los clientes de siempre", cuenta.

Y es que el barrio suscita muchos recuerdos, unos recuerdos que también reviven los clientes extranjeros del Suomalainen, muchos de los cuales ya venían en la época dorada de Gomila. "Empezamos trabajando con finlandeses porque todos los hoteles de la zona se dedicaban al turismo escandinavo. Ahora arrancamos la temporada fuerte y muchos de los visitantes actuales ya venían de jóvenes", explica Leal, que está expectante de cómo evolucionará el barrio. En sus calles hay debate y muchos rumores. "Un sueco ha comprado dos edificios y hará algo grande. Hay expectación pero los ilustres de Gomila lo tienen más que claro: "Hacen falta inversiones municipales pero nada de obras faraónicas", coinciden. "Que no la toquen, simplemente basta que la cuiden. Que pongan en condiciones lo que tienen", aconsejan.

Los clientes de La Polka reviven el espíritu de Gomila

Muchas noches, La Polka revive la época dorada de la que fue la zona de ocio por excelencia de Palma. Y es que el bar se llena de gomileros de toda la vida que se dejan llevar por la buena música. A estos clientes de siempre, hay que sumar las nuevas generaciones que aunque sea por un momento disfrutan del espíritu de Gomila.