Diario de Mallorca

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Crítica taurina

Dios da mocos a quien no tiene pañuelo

Para insulto, la nula gestión empresarial con la que nos deleita Funciones Taurinas

Padilla, en un pase de pecho rodilla en tierra. g. bosch

Qué pena. Una verdadera lástima produce -más bien- corroborar la falta de autocrítica de los enteradillos de turno que manejan ciertas partes del sector profesional taurino al cuestionar los males que sufre la Fiesta achacándolos a quienes tienen el derecho, la libertad u obligación de narrar las crudas circunstancias que rodean la más que preocupante situación de la Tauromaquia. Así nos ha ido€ así nos va.

"El único insulto al toro es la compasión´", lo dijo Bergamín. "La Tauromaquia en Baleares está herida y de eso tenemos culpa todos los taurinos". Estas últimas palabras -de lo más sensato y congruente en mucho tiempo- del matador Manuel Caballero a los micrófonos de Canal Toros justo al día siguiente de que se aprobase en el Parlament Balear la mayor patochada de la historia política.

De momento, la primera en la frente a los gobernantes. ´Toros a la española´, que eso es lo que más les revienta porque lo de ´a la Balear´ será tumbado antes de la llegada del próximo verano y el ridículo al que tendrán que hacer frente será de rabo.

Para insulto, la nula gestión empresarial con la que año tras años nos deleita Funciones Taurinas. Cualquier hijo de vecino supera en previsión la organización en la terracita de casa la barbacoa con la que satisface cada verano a sus amiguetes y familiares. Qué sopor. Qué desidia. Qué manera tan insultante de reírse de, de€ de todo.

Ridícula fue la presentación del encierro de Marqués de Quintanar presentado por ganadero y empresa. Bochornosa e irrisoria corrida que nos colaron. Gatada monumental ante el asombro de pocos y el consentimiento de muchos. Una verdadera pasarela de animales indefensos, poco comidos y borreguiles. La báscula de la plaza precisa una revisión urgente y exhaustiva por parte de los equipos del servicio técnico y de mantenimiento del coso. Otro insulto.

Pero si de insultos se trata, cabe destacar con el que año tras año nos obsequia el maestro Padilla. Lo llevamos advirtiendo hace tiempo. No precisamos que los profesionales de luces crucen el charco para aterrizar en Mallorca con la intención de reírse de la madre que parió a Paneque. Si quieren holidays que se vayan a las Canarias.

Se corría el cuarto de la noche. El burel entró sin ser colocado en suerte al caballo de picar y el del castoreño ni le señaló el picotazo. El jerezano solicitó el cambio de tercio a lo que el Presidente no sucumbió. Padilla, tras insistir hasta en más de tres ocasiones en la instancia del cambio, volvió a poner en suerte al astado y, vergonzosamente, el picador, atendiendo las órdenes del pirata, ni señala de nuevo el picotazo y voltea descaradamente, además, la vara. El Presidente, Fernando Corchero, consecuente con la desvergüenza, no claudicó y acertadamente, instó a colocar por tercera vez al torito al caballo para que, al menos, se le señalase un rasguño.

Que lo de la suerte de varas es un mero trámite en absoluta devaluación es hartamente conocido, pero de ahí a que se insulte al aficionado que pasa por taquilla y se pretenda ningunear a la autoridad competente dista un paso que sobrepasa la torería y profesionalidad.

El invento que se ha hecho norma, es una soberana estupidez. Cabrear al público por sistema es sencillamente intolerable. ¿Qué derecho tiene un artista en levantar deliberadamente el malhumor del respetable? ¿Qué argucia puede avalar semejante comportamiento?

La Fiesta de los Toros no debe permitir pamemas, porque todo lo que se haga delante de un toro adquiere la seriedad y la importancia consecuente con el riesgo. El paripé sobra.

De Padilla y de El Fandi, destacar, nada. Sin pena ni gloria. Qué hastío. Vulgares hasta en lo que dicen los enteradillos que hacen mejor, que es rehiletear. A toro pasado y a más velocidad que el AVE. Lo de la suerte suprema de ambos, para hacérselo mirar.

El de Jerez salió a hombros tras pasear una oreja de cada uno de su lote. El Fandi cortó una en el primero y saludó en el quinto tras una leve petición.

Sebastián Castella instrumentó el mejor toreo de la noche. Sin material óptimo en su lote que se le prestase al lucimiento. Aún así puso todo de su parte y lo más torero y serio sobre el albero. Tras pasaportar al endeble sexto, cobró una merecida oreja.

Lo más sobresaliente de la noche fue la actuación del Presidente, el inspector jefe Fernando Cochero que, imprimió rigor y seriedad durante toda la corrida destacando lo anteriormente comentado en el tercio de varas del cuarto y no claudicando ante la petición del segundo apéndice solicitado para Padilla en este mismo toro. Ni las artimañas de mulilleros ni las triquiñuelas de los subalternos fueron suficientes para que Corchero desfalleciese. Todo un honor apto sólo para aficionados y entendidos, claro está.

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