Junto a las 37 bodegas participantes y más de doscientos vinos que se pudieron saborear, indiscutible protagonista de una nueva Nit del Vi, organizada por Petits Cellers y Pimeco, con la colaboración del Consell de Mallorca, cediendo el Pati de la Misericordia, fue el vitivinicultor y pionero de la nueva enología isleña, Jaume Mesquida, perteneciente a una conocida saga vinatera de Porreres celebrada ayer. Le entregó el galardón, consistente en un diploma y un decantador de vidrio firmado por Guardiola, el recién nombrado presidente de Petit Cellers, que reúne a casi cuarenta asociados, Guillem Vicens, acompañado de Cosme Bonet, representando al Consell, el President de Pimeco, Bernat Coll y representantes institucionales. Esta distinción reconoce el esfuerzo de personas y entidades de diversos ámbitos, dominando el enológico, que han destacado por sus esfuerzos hacia la viña y el vino de la isla, cuestión que en caso de Jaume Mesquida se vio reflejada en la tradicional glosa, dedicada a los galardonados, por el vitivinicultor y glosador de la viña, Sebastià Crespí, de Santa Eugenia. Jaume Mesquida agradeció el galardón y recordó a la que denomina 'vieja guardia enológica de Mallorca', que le ayudó en su trayectoria, algunos de ellos ya desaparecidos.

Como está ocurriendo desde las últimas ediciones de la Nit del Vi, casi dos mil asistentes, muchos de ellos haciendo una interminable cola, pudieron palpar el auge que ya tienen, especialmente de cara a la demanda estival, los vinos blancos y rosados, circunstancias por las que muchos de bodegueros participantes se puede decir que han acabado sus existencias, especialmente de los primeros, que ya empiezan a ser profetas en su tierra. También se notó, incluso en los tintos y rosados, un protagonismo más acentuado de las variedades autóctonas, así como en las blancas. En cuanto a las foráneas, las francesas Chardonnay, Sauvignon Blanc y Viognier, no faltaban en algunos de los blancos de las últimas añadas, algunos con toque de barrica. Los asistentes pudieron probar una serie de especialidades gastronómicas isleñas, en una fiesta que fue amenizada con Música de Jazz. Los beneficios recaudados se repartirán entre Sonrisa Médica y Prodis.