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Primeros americanos

Primeros americanos

La presencia en un yacimiento de homininos, el nombre técnico de los antepasados de nuestra especie que no lo son a su vez de ningún simio, es decir, de seres humanos ancestrales, puede deducirse de varias maneras. La más convincente es encontrar fósiles: un esqueleto entero —algo del todo excepcional—, un cráneo completo o una mandíbula. Como no hay otros primates salvo nosotros que sean bípedos, algún hueso clave como pueda ser un fémur, cuya cabeza indica a las claras la forma de locomoción, puede bastar. Las falanges de manos y pies o los dientes aislados pueden servir también, aunque la controversia está garantizada si se trata de homininos muy antiguos.

En ausencia de fósiles, otros indicios de la presencia humana son las piedras talladas, las pinturas rupestres, los objetos de decoración e incluso, en ocasiones más raras, las huellas fósiles. Lo más común es hallar indicios de piedras o huesos que hayan sido utilizados como herramientas. También se trata de la prueba de la presencia humana más sujeta a las dudas.

Un artículo publicado en la revista Nature por Steven Holen, investigador del Center for American Paleolithic Research de Hot Springs (Dakota del Sur, Estados Unidos) y sus colaboradores ha generado la última y más sonora discusión sobre la presencia humana. En particular porque se refiere a piedras y huesos que se encontraron en el Cerutti Mastodon Site (CMS, San Diego, California), es decir, en América del Norte, y tienen una edad calculada en cerca de 130.000 años. Si se tiene en cuenta que los especialistas estiman en 20.000 años, todo lo más, la entrada de los humanos modernos en el continente americano, y que la edad de los indicios de presencia humana en el CMS se acerca mucho a la de la propia aparición de Homo sapiens en África, no es de extrañar que los titulares sensacionalistas hayan aparecido de inmediato. Como, por ejemplo, el de uno de los diarios de mayor venta en España que sugiere que fueron los neandertales los primeros colonizadores de América.

No es del todo seguro que las supuestas tallas del CMS se deban a la mano humana. Se trata de núcleos con algunos signos de fractura que, en primer lugar, son demasiado simples para poder considerarse como propios de las culturas humanas de hace poco más de 100.000 años, y no aparecen en conjunción con esquirlas o lascas que muestren señales de haberse utilizado como cuchillo. Pero si se comprobase que fueron hechas por seres humanos, atribuir esa talla a los neandertales es absurdo. Los primeros colonizadores de América tuvieron que proceder del Extremo Oriente y allí no llegaron nunca, que se sepa, los neandertales. La mejor interpretación que cabe hacer hoy de los huesos y piedras del CMS es que es probable que se trate de fracturas naturales, sin intervención antrópica alguna.

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