? La muerte de Sebastián Palomo Linares ha significado el adiós a un "revolucionario" del toreo. Un diestro que, bajo el paraguas de Manuel Benítez, el Cordobés, y el histórico rabo que cortó en Las Ventas en el año 72, le convirtieron en todo un fenómeno social. Curtido en más de mil batallas, sin embargo, Sebastián Palomo Martínez no podía imaginarse que el toro más duro de su vida se le iba a cruzar tan de repente en su camino. Tanto era así que, justo antes de entrar en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, donde iba a someterse a una complicada operación de corazón, el de Linares trató de quitarle importancia al asunto, al asegurar a los medios: "En peores plazas he toreado y en algunas hasta he resucitado". Los últimos años de su vida los dedicó en cuerpo y alma a su otra pasión, la pintura, una disciplina artística que siempre ha acompañado su vida -expuso por primera vez en el año 1977 en Colombia- y por la que sentía auténtica devoción.