La amenaza de incluir las verduras que los pequeños apartan en el plato en el bocadillo de la merienda del día siguiente dejará de existir si todos los niños obedecen los consejos que aportan los divertidos y didácticos talleres La Buena Dieta Kids. Con la idea de concienciar tanto a los niños como a los padres de la necesidad de educar al paladar desde bien pequeños, el doctor Alberto Morano y Victoria Sitges (transformada durante las lecciones en María Bimbolles), dieron ayer su primera lección.

"Entre los tres y los cinco años es cuando se cogen los hábitos que mantendremos a lo largo de nuestras vidas. La mejor manera de aprender y educar el paladar es que sea de forma divertida", aseguró Morano.

María Bimbolles es buena sabedora a la hora de enseñar de forma amena. La sala acondicionada de la librería Agapea se fundió en absoluto silencio con solo oír su voz y las madres y padres disfrutan con sus intervenciones. "Es muy interesante porque lo explica de una forma que los niños prestan atención enseguida. A María Bimbolles la escuchan siempre y es curioso como contestan todo el tiempo y quieren participar y les encanta la idea", explicó Sandra Morell, madre de Juan, de cinco años.

Juan fue uno de los 20 niños que ayer escucharon muy atentos la necesidad de alimentarse correctamente. "Nuestro cuerpo es como un coche. ¿A qué a veces con el coche de mamá o papá le ponéis gasolina porque si no no funciona? Nuestro cuerpo también necesita reponer energía, y más veces que un vehículo", les explicó Bimbolles.

La recurrente metáfora de los surtidores de la gasolinera sirvieron para explicar a los niños de entre tres y cinco años las cantidades e importancia de los alimentos básicos en la alimentación. "No se debe prohibir nada a los niños, sino aprender a comer, inculcar el ejercicio y la dieta mediterránea", sostuvo Morano.

Sin embargo, el surtidor rojo, el de las golosinas, aunque no quede restringido, sí es recomendable "evitar todos los azúcares porque además de perjudicar los dientes, no son nada saludables", advirtió la artista. "La verdad es que Juan no come chucherías, no le gustan, ni los pide. Sin embargo, cada día nos pide chocolate, y aunque procuramos no darle, si la reclama le aportamos una onza sin azúcares añadidos", explicó Morell. Otro admirador del dulce es Pedro, de tres años, cuyo alimento favorito es el helado de chocolate.

Combustible matutino

"Estamos cansados de decirlo, per el desayuno es una comida primordial", explicó Bimbolles. El producto indispensable en la primera comida del día, "la llave para arrancar el motor", es el lácteo en sus distintas versiones. Las manos en alto al preguntar si bebían leche,- "¿con cacao también sirve?"- acreditaron que los niños cumplen con esta primera norma.

Un surtidor que no debe faltar ningún día es el formado por la pasta, los cereales, el pan, el arroz y la patata porque "aportan mucha energía". Además, si los hidratos son el Diesel, en el mismo depósito encontramos la gasolina en forma de frutas y verduras. De buena mañana, Pedro se carga de energía con "un buen ´pa amb oli´ y una mandarina", ya que su madre, Paz Blanes, defiende "que es muy importante que los niños aprendan desde pequeños una buena alimentación y sean conscientes de lo fundamental que es para su salud comer bien".

El taller celebrado ayer es el primero de los cinco talleres programados dentro del proyecto La Buena Dieta Kids. La Clínica Morano asume el compromiso de destinar el 100% de la recaudación,- cada taller tiene un coste de diez euros por familia- a la recogida de alimentos y a su distribución en centros educativos, asociaciones y ONG´s infantiles.

Una forma divertida de aprender a alimentarse. Incluso los niños, como Diego, aconsejan "comer mucho, con la boca cerrada porque sino entran moscas".