Asegura que tras su paso por el programa y haber trabajado en prestigiosos restaurantes con Estrella Michelin, sigue comprando los yogures de marca blanca y su paladar no se ha afinado. Se muestra relajada y risueña minutos antes de inaugurar las jornadas 'Aprende y emprende con ISBA', (Sociedad de Garantía Recíproca), ayer por la tarde en la sede de la entidad.

-¿Qué mensaje envía a aquellos que quieran emprender?

-Que no se asusten, que no se estanquen en el trabajo en el que están. Al principio siempre tienes miedo y te frenas. Pero cuando finalmente arriesgas todo lo que tienes y consigues tu objetivo, ves que ha valido la pena.

-¿Encontró muchos obstáculos a la hora de comenzar con su empresa de catering?

-Al principio el dinero y encontrar la forma de conseguir el préstamo. No tenía nada para avalar. Siempre escuchas que existen ayudas para los empresarios pero a la hora de la verdad no lo encuentras. Hasta que alguien, después de investigar muchísimo, me habló de ISBA y fue como si me hubiese tocado la lotería.

-¿Se hubiese atrevido de no haber participado en el programa?

-Que va, para nada. No sé qué sería de mí. Aunque justo antes de entrar en el programa estuve a punto de coger un local para montar un restaurante de menú.

-¿Por qué un catering y no un restaurante?

-Me hubiese gustado un restaurante y la verdad que me he puesto un tope en mi vida, a los 40 lo monto. Ahora mismo no me sentía preparada. Un restaurante necesita una inversión inicial brutal y no es lo mismo montarlo en Madrid, donde cualquier bar está lleno, que aquí en Palma.

-¿Menos arriesgado?

-El catering es más variado, todo el mundo está de buen humor. La hostelería es muy esclava. Cuando lo monte, lo haré como hobby, y solo abriría por la noche y con menú degustación. Para disfrutar de la cocina. Busco calidad de vida y el catering te deja vivir más.

-¿Qué platos ofrece en su empresa?

-Tengo bastante variedad en la carta, pero aunque muchas veces el cliente escoja, acabo haciendo lo que me da la gana. Me encanta improvisar, sin receta, le doy mil vueltas. Esta semana por ejemplo tengo cuatro eventos y en ninguno repito. Me ahorraría mucho tiempo, pero disfruto cocinando.

-¿Qué es lo más extraño que le han demandado?

-Una vez unos alemanes me pidieron uvas con menta. Les preparé un almíbar de la planta con la fruta cortada en trozos pequeños. Quedaron encantados.

-¿Cómo ve este sector en Mallorca?

-Existen dos tipos de clientes: con alto poder adquisitivo y bajo. No hay enmedio. Cuesta mucho llegar a los primeros, pero a poco a poco; pero los demás son muy agradecidos, fíjate que dejan más propina los que menos tienen. Pero todavía mucha gente ignora exactamente qué es un catering.

-Cumplidos los 40, ¿cómo se imagina su restaurante?

-Un sitio en el que pudiese hacer lo que yo quisiera, que el cliente venga a comer y sea sorpresa. Por mucho que me guste la cocina, no quiero que mi negocio sea una carga. No pretendo pasarme 17 horas en la cocina y no por eso me gusta menos cocinar.