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Entrevista

Joan Maria Thomàs: "A José Antonio el franquismo no le habría parecido lo bastante fascista"

Según el biógrafo mallorquín Primo de Rivera hubiera discrepado de "la diferencia entre vencedores y vencidos"

Joan M. Thomàs, profesor de la Rovira i Virgili.

-¿Quién fue José Antonio?

-José Antonio Primo de Rivera fue el principal líder de los fascistas españoles. Tuvo un protagonismo limitado durante la época de la República y gracias a su utilización por el régimen de Franco llegó a recibir un culto absolutamente descomunal. Un culto a su memoria, a su personalidad que, de alguna manera para algunos, como para el especialista Stanley G. Paine, ha sido calificado como el santo patrón laico del franquismo. El mío es un estudio crítico, por eso no me creo que entrase en la política forzado por el deber filial de defender la memoria de su padre, injustamente tratado por el rey.

-Al margen del franquismo, ¿cómo le han tratado los historiadores?

-La Historia ha estado muy marcada por la manipulacion que de su figura hizo el régimen. Solo a partir de los años 60 contamos con algunos estudios académicos profesionales solventes. Ha sido una figura no demasiada tratada por la historiografía profesional porque estaba como muy monopolizada por la visión franquista del personaje y por los historiadores que comparten un punto de vista muy politizado.

-¿Qué sentimientos le invadieron durante la redacción de este volumen?

-Ha costado bastante tiempo poder abordar la figura con un fuerte nivel de desapasionamiento, como creo que he hecho yo, que no siento ni animadversión ni empatía por el personaje, pero creo que merecía un trabajo académico crítico.

¿Por qué se embarcó José Antonio en la política?

-Fundamentalmente por la idea de que España estaba en una crisis profunda, algo que en los años 30 muchos creían. Una España con unos problemas estructurales que no se resolvían: el problema agrario, diferencias de clase terribles o los nacionalismos regionales, que consideraba que atentaban contra la unidad de España. Y también el hecho de creer que su padre había intentado hacer un reformismo autoritario y que no se lo habían dejado acabar de hacer las propias clases dominantes y el rey. José Antonio también formó un proyecto de salvalción de España, convencido de que estaba amenazada por una posible revolución comunista.

-¿Liderar España era una obsesión?

-Absolutamente. Primero fundó un partido, después quiso liderarlo, algo que consiguió al cabo de un año, y después su proyecto pasaba por liderar un nuevo régimen con él al frente. Pero en sus escritos no formula con ninguna claridad este punto, el de convertirse en líder España y que su partido fuera el único del país. Se puede deducir perfectamente de su lucha e implicación en política que ese era su deseo.

-¿En algún momento pensó en abandonar la política?

-Sí, pero cuando lo pensó la Falange ya llevaba toda una serie de jóvenes muertos y no le pareció ético. Lo que sí creo es que en algunos momentos José Antonio pensó que otros podían hacer lo que él quería hacer, es decir, recuperar una España como la que él quería. En algunos momentos se esperanzó con Manuel Azaña, en otros con Indalecio Prieto, pero después se desengañó muy rápidamente, y continuó su camino.

"No vería mal que se conservara el monolito de sa Feixina pero con una explicación grande y clara de lo que significó"

-¿Fue una persona culta?

-Sí lo era, y también un buen lector, pero no creo que fuera, como se le ha glorificado por el régimen de Franco, creador de una doctrina propia, original, un tipo de pensamiento específico. Su ideología bebió de fuentes concretas: Ortega y Gasset, Eugenio d'Ors, Ramiro de Maeztu, Víctor Pradera, Mussolini y otros.

-¿Qué otros rasgos definen su personalidad?

-Era hiperresponsable, muy serio, riguroso, ordenado. También era una persona con bastante tendencia a una cólera que sus camaradas llamaban "cólera bíblica", podía tener ramalazos de violencia pero al mismo tiempo era tímido, simpático y resultaba atractivo para muchos.

-En el libro habla del "contraespejo" de su padre, Miguel Primo de Rivera.

-José Antonio se mira en su padre para no repetir algunos de sus errores. Comparte que España necesita una revolución, y si su padre la quería autoritaria, él la quiere totalitaria, con un partido fascista en el poder y él como líder. Pero quiere también que su proyecto triunfe y sea más radical. Al mismo tiempo, su padre había tenido gravísimos problemas con una parte de los intelectuales más importantes, como Unamuno u Ortega y Gasset, y José Antonio se esfuerza por rodearse de intelectuales conservadores también fascistas que realmente le adoran. También es contraejemplo de su padre en que éste durante sus siete años de dictador hace pública en la prensa unos escritos llamados Notas Oficiosas y que eran muchas veces francamente ridículas. José Antonio se esforzará por mantener una prosa política muy cuidada que no es nada ridícula pero se nota tanto que tiene una necesidad de mostrar exageradamente erudición que acaba siendo a veces incomprensible.

-¿Se sentía cómodo entre sus camaradas dirigentes?

-En su partido, organizado como milicia, con una jerarquía muy rígida y con un culto al jefe, se sentía muy cómodo. Pero en ese camino hacia el poder hubo enfrentamientos, codazos y obstrucciones, la más significativa la de un teórico fascista más preparado que él, Ramiro Ledesma, que acabó fuera del partido. Alcanzar el poder para él no fue difícil. Era el hijo del dictador. Hacía solo tres años que su padre había abandonado el poder, y además era un hombre muy rico, por su propio esfuerzo como abogado.

-¿Cómo se hubiera llevado con el régimen franquista?

-Franco y José Antonio no se llevaban bien personalmente antes de la guerra. José Antonio quería que los militares se comprometiesen con una lucha por una nueva España y Franco era extremadamente cauteloso. Creo que a José Antonio le hubiera gustado que el régimen de Franco acabase con el peligro revolucionario pero al mismo tiempo, como fascista, el régimen le habría parecido insuficientemente fascista. Por otra parte, la represión franquista es muy de clase, es decir, aniquiladora del enemigo; José Antonio cree en un tipo de represión más sutil, es decir, hay que reprimir a los enemigos irrecuperables pero a la masa izquierdista, "engañada", hay que recuperarla. El franquismo no iba por ahí, sino por mantener siempre la diferencia entre vencedores y vencidos, y eso a José Antonio probablemente no le habría gustado.

"En memoria histórica España suspende. Es muy vergonzoso que la democracia no diera sepultura digna a las víctimas de la represión"

-¿Está usted a favor de la exhumación de los restos de Franco y José Antonio Primo de Rivera y su traslado fuera del Valle de los Caídos?

-Creo que habría que desligar del Valle de los Caídos todo el carácter que tiene de memorial franquista y dejarlo como un gran museo de lo que fue el régimen de Franco y de la Guerra civil, con una explicación clara, algo que ahora no se da. Las dos tumbas estaría bien que se sacaran de ahí y se enterraran en túmulos familiares.

-¿Qué haría con el monolito de sa Feixina?

-Con estos monumentos tengo una actitud más bien conservacionista. Yo no vería mal que se conservara el monolito de sa Feixina pero con una explicación grande y clara de lo que significó en su momento. En cualquier caso es una cuestión más política que histórica.

-Profesor, póngale nota a España en materia de memoria histórica.

-Suspende claramente. Tiene asignaturas pendientes desde hace 35 años. Para mí, como ciudadano es bastante vergonzoso que la democracia no dedicase un esfuerzo a dar sepultura digna a todas las víctimas de la represión.

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