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No es dinero, son caprichos a granel. el único placer de la vida a cargo del patrón
Hay que ser muy cascarrabias para ponerle peros a la extra. Con las necesidades cotidianas cubiertas, volver a cobrar a mitad de mes es uno de esos pequeños placeres de la vida, el único a cargo del patrón. La extra no es dinero, son cenas codo con codo con la jet, escapadas de fin de semana, noches de fiesta, desayunos con diamantes... caprichos a granel. Ingresaríamos lo mismo si se dividiera a lo largo del año, pero no lo disfrutaríamos igual. Luego, sí, toca volver a poner los pies sobre la tierra, pero que nos quiten lo bailao.
Ya no me gusta
Abajo la extra. Solo sirve para forjar vividores y espolear el vicio consumista
La extra solo sirve para exacerbar el hedonismo de la población. Quien diga que quiere tapar agujeros miente: está hecha para dar rienda suelta a los caprichitos y brindarse homenajes vitales, ya sea en forma de viajes, mariscadas o consumo alocado de fruslerías varias. Durante un mes vivimos por encima de nuestras posibilidades y fundimos la pasta como si no hubiera un mañana. Ese vil metal añadido no es más que un autoengaño temporal. En agosto el espejismo se disipa y nos topamos con la cruda realidad: somos pobres como ratas.
