Pierre Casiraghi se paseaba ayer por los pantalanes del Club Náutico de Palma como un regatista más. El hijo de Carolina de Mónaco llegó hace dos días a Mallorca para participar en la Copa del Rey de Vela tras tener que abandonar la isla por el fallecimiento de la abuela de su mujer, Beatrice Borromeo, la conocida condesa Marta Marzotto, motivo por el que se trasladó a Milán con carácter de urgencia para estar al lado de su esposa. El fallecimiento coincide con el aniversario de boda de la pareja, que se dio el "sí quiero" el 1 de agosto de 2015.

El joven miembro de la familia Grimaldi acudió ayer por la mañana a la reunión de patrones del Náutico y paseó por sus terrazas, donde estuvo departiendo con amigos. También posó frente a las cámaras y seguidamente se dispuso al mando de la embarcación llamada Malizia, con la que realizó un entrenamiento por la bahía de Palma y empezará a competir hoy miércoles. El nombre de la embarcación simboliza la unión de la familia Grimaldi al mar. Fue con el mismo catamarán con el que Casiraghi sufrió un aparatoso accidente en unas regatas celebradas el mes pasado en Italia y que ha hecho retirarse al equipo hasta la fecha. A pesar del contratiempo que ha vivido este verano y de la muerte de su padre en el mar, nada amedrenta al hermano de la princesa de Hannover. Sin embargo, el sobrino de Alberto de Mónaco no competirá en la misma categoría que el Rey Felipe VI, que se prevé que pueda llegar mañana jueves a Palma con el fin de incorporarse a la regata.

Las vacaciones del Monarca siguen marcadas por la bloqueada situación política: don Felipe regresó ayer a Madrid para trabajar en su despacho después de haber pasado el fin de semana en la isla, donde celebró el cumpleaños de Doña Pi y recibió a las autoridades políticas baleares el lunes.

A la regata de ayer, también acudieron las empresarias Fiona Ferrer y Mónica Martín Luque, además de la medallista Cristina Salvador, que desayunaron en el primer piso del club y embarcaron después para ver la competición en alta mar.