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El Tour hace vibrar a los aficionados y además propicia siestas gloriosas
La prueba reina del ciclismo solo reparte felicidad. Los amantes del Tour pueden vivir momentos gloriosos en la sobremesa mientras el pelotón lo da todo en ascensiones a cordilleras inaccesibles y pedalea a toda pastilla en las contrarrelojes. Los corredores se realizan machacándose en una prueba épica, contagiando el subidón de adrenalina al espectador. Y a los que preferimos el sillónball, la retransmisión de tanto sobreesfuerzo nos llena de fatiga y nos induce a caer en los brazos de Morfeo, regalándonos siestas memorables.
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Eurocopa, sanfermines y Tour todo el mismo mes es una indigestión deportiva
Concentrar tanto esfuerzo físico en un único mes puede provocar una indigestión deportiva. Los programadores quieren que suframos un empacho. Primero empezamos con la saturación de los partidos de la Eurocopa y de los encierros sanfermineros. Cuando todavía no nos hemos recuperado de los goles llegan los ciclistas al límite de sus fuerzas subiendo empinadas cuestas. Esas imágenes de sobreesfuerzo podrían trasladarse a otra temporada menos calurosa para dar un respiro a los sufridos espectadores.
