La 20-1, una forma de anunciar la celebración de la vigésimo primera edición de la Festa del Vi pensando siempre en que todo lo humano comienza sumando para luego ir restando, organizada por la familia Oliver en su celler Can Majoral, en Algaida, reunió a unos ochocientos invitados, teniendo como discutido protagonista a Jaume Santandreu, luchador impetuoso a favor de los marginados y desheredados. No sorprendió, debido a que fue sacerdote en activo, que el tema elegido, enológico por obligación en esta reunión estival anual, fuera Religió i Vi, poniendo en tela de juicio algunas conclusiones del Concilio de Trento, el cual sigue imperando, en su opinión, en el Vaticano, dejando en la cuneta los concilios venidos después, incluido el Vaticano II. Incluso los más beatos entre los asistentes aplaudieron al final de la disertación de Santandreu, con cierta complaciencia por parte de los agnósticos presentes, unidos unos y otros por su amor al vino. Claro que, en lo referente al misterio de la transformación del pan y el vino, respectivamente, en el cuerpo de Cristo, el responsable de Can Gazà manifestó sus dudas.

Esta edición 20-1 fue presentada por el alma de esta reunión enológica, Andreu Oliver: "Ésta es una fiesta para disfrutar, en la que se homenajea, volviendo a las raíces de esta festa, a nuestros vermadors". Mientras se desarrolló el concierto del conjuntado grupo mallorquín The Jazz Finfer, el artista plástico menorquín Tomeu Sánchez trazó sobre un lienzo de grandes dimensiones una alegoría campestre de Baco. Antes de la cena, con recetas isleñas aportadas por muchos de los invitados, regada con los últimos vinos de Can Majoral, el enólogo de la casa, Andreu Oliver Jr., presentó un sorpresivo Giró Blanc, variedad autóctona en recuperación, junto a un tinto de Cabernet Sauvignon, elaborado de forma natural, sin sulfatos, y de fermentación expontánea, que cataron los presentes.