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Nutrición

Vivir sin gluten por elección

El Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Balears no recomiendan eliminarlo de la dieta sin un diagnóstico previo - "Una persona sana no obtiene ningún beneficio extra para la salud si se lo quita", opina el presidente del colectivo Manuel Moñino - Otros expertos apoyan que personas sin celiaquía eviten la sustancia

Vivir sin gluten por elección

Vivir sin gluten por elección es una tendencia al alza. Cada vez son más quienes optan por llevar una dieta libre de este nutriente aunque no sufran celiaquía o algún tipo de intolerancia. Para el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de las islas esta tendencia responde a "una moda". "Una dieta exenta de gluten puede ser igual de saludable que otra con gluten para una persona que no es celiaca o intolerante", asegura el presidente de los dietistas Manuel Moñino. "Pero debe quedar claro que cuando no hay molestias digestivas, la eliminación de dicho nutriente no ofrece ningún beneficio adicional para la salud ni ninguna ventaja nutricional", añade.

Pero, ¿qué sucede si una persona sana lo elimina? "No pasa nada. Pero a esa persona se le dificulta inmediatamente el plan de alimentación", apunta el experto. "El problema no es el gluten, sino que comemos demasiados alimentos procesados y ultraprocesados que da la casualidad que contienen gluten", sostiene. "En el momento que optamos por este tipo de alimentos estamos obviando otro que sí son más saludables como las frutas, las hortalizas o las legumbres", señala. "No es correcto justificar la eliminación de alimentos procesados como bollería, galletas, embutidos o jamones cocidos por la mera presencia de gluten; el argumento correcto sería decir que te los quitas para mejorar tu alimentación en general y así evitar las grasas, la sal y los azúcares añadidos", asevera. "Estos tres últimos tipos de nutrientes son los que más se relacionan con la obesidad, la diabetes, los problemas cardiovasculares y el cáncer", informa. "Muchas personas que no son celiacas y sin intolerancias también tienen la sensación de encontrarse mejor cuando eliminan algunos alimentos con gluten, pero no es por el gluten sino porque lo que han reducido son productos procesados o superprocesados", argumenta.

Para Moñino, no hay duda de que las dietas sin gluten para las personas sanas y sin molestias digestivas son una moda. "Ahora también es tendencia quitarse la lactosa", apunta. En este tipo de fenómenos, "creo que hay un importante componente de marketing", considera.

Otra desventaja de vivir sin gluten por elección es el incremento del gasto en la cesta de la compra por los precios de los productos gluten free. "Se calcula que los celiacos se gastan hasta mil euros más al año en comida", continúa.

En definitiva, Moñino desaconseja eliminar el gluten de la dieta sin tener un diagnóstico previo o sin antes pedir consejo a un profesional. "Si eliminas los alimentos sin gluten, has de saber sustituirlos por otro tipo de cereales o legumbres a fin de que la alimentación siga siendo saludable", observa. El especialista recuerda que el sistema nacional de salud únicamente prescribe una dieta sin gluten en casos de celiaquía e intolerancias.

De la misma opinión que Moñino es la nutricionista María Truyols, de Salud 10 Nutrición y Calidad de Vida. "Sólo se elimina el gluten cuando hay un diagnóstico de celiaquía, una intolerancia o algún tipo de piel atópica, casos que mejoran cuando se quita este nutriente", sostiene.

Truyols señala que el gluten se encuentra en los hidratos de carbono, imprescindibles para el funcionamiento del cerebro. "Por eso, hay que tener mucho cuidado si se erradican de la dieta. La mayoría de personas que hacen esta dieta por moda lo único que evitan son los cereales cuando llevan gluten otros productos como flanes, yogures o el jamón york", indica. "Es importante que estas personas que dejan de consumir trigo, centeno, cebada y avena sepan sustituirlos por otros alimentos para no caer en una dieta con déficits". La nutricionista enumera algunos sustitutivos posibles: el mijo, el maíz, la espelta o la quinoa, así como otros hidratos de carbono como las legumbres, el arroz o la patata.

Sin embargo, hay profesionales que no casan con la opinión del Colegio Oficial de Nutricionistas y del sistema nacional de salud. Es el caso, por ejemplo, de Marisa Dos Santos, con formación en Nutrición Ortomolecular. La dietista recomienda evitar el gluten aun cuando no se padezca celiaquía o intolerancia alguna. "Antiguamente se comía gluten y no sucedía nada porque el grano era original, pero éste ahora se ha alterado y modificado tanto que no es bueno para el organismo", sostiene. "Las enzimas de nuestro intestino están preparadas para metabolizar la molécula auténtica, la original, y no el gluten modificado", detalla. "Éste no se digiere y forma una suerte de engrudo que se queda pegado en nuestro intestino y que incluso tiene la capacidad de pincharlo", asegura.

Dos Santos explica que precisamente en el intestino delgado hay muchas células que tienen que ver con las defensas inmunológicas. "Por ese motivo, si el gluten se queda en este intestino puede llegar a alterar nuestro sistema inmunitario", añade. Así, su recomendación se resume en no consumir gluten o que quede reducido al mínimo. "En su lugar, hay que dar otros alimentos que fortalezcan el intestino, como los ricos en fibra, las verduras o las legumbres", enumera.

Carolina Holzmann, máster en Nutrición Celular, es de la opinión de Marisa Dos Santos. "El gluten no es sumamente necesario para vivir", aclara. "Y se sabe que destroza los intestinos al estar modificado", agrega la nutricionista. "Al poder pinchar el intestino, luego pueden pasar a través de él productos de desecho que van directamente al resto del organismo", indica. "Unas personas aguantan mejor que otras el gluten en función de su capacidad enzimática, genética y estilo de vida", considera. "Pero en un porcentaje cada vez más alto se está viendo que el gluten sí hace daño", continúa. Empíricamente, Holzmann asegura que los pacientes que dejan de tomar gluten y lácteos mejoran automáticamente. "Se sienten mucho mejor los que padecen fibromialgia, alergias, enfermedades autoinmunes o cualquier tipo de intolerancia alimentaria". "Muchos de mis pacientes que lo dejan aseguran que se sienten menos cansados y que incluso piensan mejor", comenta. Para la dietista, el peor gluten de todos es el que contiene el trigo. "Es mejor el del centeno y el de la avena porque está menos modificado". advierte. En cualquier caso, recomienda "cereales ancestrales" como el trigo sarraceno.

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