­Aunque se anunciaba como desayuno sensorial, fue en realidad un convite en el que periodistas locales se convirtieron durante más de una hora en personas invidentes, pues un antifaz negro les impedía ver mientras comían. La ONCE puso ayer en práctica esta sugerencia gastronómica, que contó como anfitriones con su delegado territorial Josep Vilaseca; la presidenta de su Consejo Territorial, Mari Carmen Soler; el vicepresidente Toni Sorà; y Alejandra Luque, del departamento de Servicios Sociales.

La elección del restaurante recayó en la Taronja Negre (Club de Mar), con Andrés Benítez, jefe culinario del grupo Caldentey, como cocinero. Una elección aplaudida, ya que sus equipos culinario y de comedor supieron estar a la altura de las circunstancias.

En las tres mesas preparadas se distribuyeron los anfitriones y sus trece convidados con sus respectivos antifaces. Toni Sorà dio unos consejos interesantes a los participantes en este desayuno sensorial, en donde el olfato, el oído, el tacto y el gusto se unían para sustituir en lo posible a la vista. Para comenzar se avisó que cada comensal debía intentar averiguar en qué consistía cada plato del menú, así como el color del vino a su derecha y a su izquierda. Otra recomendación curiosa fue que para alcanzar las copas se arrastraran los nudillos sobre la mesa, ya que con los dedos estirados se pueden hacer estropicios.

En la primera entrega culinaria, una ´pizzalada´ de salmón, fue más difícil conocer de qué era la pasta, pues el salmón fue detectado rápidamente. Tampoco los huevos a la plancha, servidos en segundo lugar, ofrecieron muchas dificultades, especialmente por la presencia de la sobrasada, aunque sí fue complicado llevárselo a la boca. La cuestión era que el tenedor no llegara de vacío. El ´parmantier´ de patata con migas de pan y jamón ibérico ya provocó diferencia en las opiniones de los comensales: mientras unos identificaban la patata, otros elegían la calabaza como materia prima. Al ser un plato de cuchara, se tuvo que ir con cuidado, ralentizando los movimientos desde el plato a la boca. Alguno no se libró de salpicarse al no equilibrar bien la cuchara. Este desayuno a ciegas finalizó con una ´fondue´ de frutas con crema de yogur.

Josep Vilaseca y Mari Carmen Soler, con sus respectivos equipos y las voluntarias que cuidaron de los invitados, agradecieron la paciencia de los periodistas. Debido a una serie de insinuaciones por parte de los asistentes, a Vilaseca no le pareció mal un futuro desayuno sensorial con ensaimadas.