Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Rosa Capllonch: "Sería terrible que la casa que habitó Falla se convirtiera en un chaletito"

"El legado de Uetam, que incluye cartas con los zares y otros tesoros, quedaría muy bien en el Principal"

Rosa Capllonch, en su residencia palmesana. guillem bosch

"La casa del barrio de Génova en la que vivió Manuel de Falla merece ser conservada y evitar que se transforme en un chaletito. Lo contrario sería terrible", afirma Rosa Capllonch. La presidenta de la Associació Festivals Chopin de Valldemossa dice estar harta ante el escaso interés que suscita la cultura entre los gobernantes: "Yo en esta tierra ya no siento nada. Lo de Falla me parece terrible pero también me parece terrible lo del legado de Cela, que ahora por fin se está reactivando; o el de Uetam (Francesc Mateu), un tesoro que incluye correspondencia con los zares de Rusia, libros maravillosos o coronas; está en manos de la familia pero que en el Principal quedaría de maravilla".

Capllonch sabe de lo que habla. Toda su vida la ha dedicado al arte en general y a la música en particular. Hija de Tomàs Capllonch y Margalida Ferrà y nieta de Aina Maria Boutroux y Bartomeu Ferrà Juan, creció en el seno de una familia que le descubrió "una riqueza enorme" y le "inculcó el amor a los libros, objetos de arte y por supuesto, a la música".

Su primer recuerdo flota entre notas musicales y se remonta a su tierna infancia, al "primer concurso Chopin en Mallorca, cuya final se hizo en la Cartoixa". Con el tiempo ella se sentaría al piano; estudió en el Conservatori Municipal de Barcelona y fue alumna de Ramon Coll. "Estudiar piano me ha servido para tener un criterio a la hora de estar en una junta directiva que organiza un festival", apunta.

Desde 1997 está al frente del Festival Chopin de Valldemossa, "el más antiguo de cuantos se celebran en el mundo" dedicados al genio polaco. Su origen se remonta a 1930, cuando Joan Maria Thomàs creó el comité pro-Chopin en la isla y puso las bases para la primera edición del festival, que arrancó en 1931 y que regresó medio siglo después tras el paréntesis dictado por la Guerra Civil y la dictadura franquista.

María José Montiel, la estrella

La edición número 36, la de este año, que se desarrollará durante los meses de julio, agosto y septiembre, vuelve a elevar el listón de un festival que año tras año congrega a un público muy heterogéneo: "Los socios, alrededor de 150, son en su mayoría mallorquines. El resto del público es muy variado. Incluso hay alemanes que vienen expresamente de su país un fin de semana para un recital o japoneses que siguen todos los conciertos Chopin que hay en el mundo", comenta Capllonch.

Los homenajes serán protagonistas este año y estarán dedicados a Baltasar Samper, Joan Maria Thomàs y Enrique Granados. El festival comenzará el 15 de julio con el VI Curs Internacional de Piano de Valldemossa y continuará ese mismo mes con la Càtedra Chopin, que incluirá otro homenaje, en esta ocasión al pianista Joan Moll, miembro de la Junta directiva.

En agosto se ofrecerán los cuatro conciertos del festival propiamente dicho, todos en el Claustre de la Cartoixa, a las 22.00 horas. La estrella del cartel es María José Montiel, Premio Nacional de Música 2015. La mezzosoprano madrileña actuará el 14 de agosto junto a Miquel Estelrich al piano para ejecutar obras de Thomàs, Granados, Samper, Porcel, Debussy, Hahn, Saint-Saëns y tres canciones de Chopin, algo que "para un cantante no polaco -los textos son poemas de autores polacos- supone un ejercicio cargado de dificultad. Pero ella se atreve con todo", comenta Capllonch.

Otro de los grandes atractivos de la presente edición es el espectáculo programado para el 28 de agosto, día en que Alain Planès y Bartomeu Jaume interpretarán alternativamente 24 Preludios de Chopin y otros tantos de nueva creación, escritos por significativos compositores españoles actuales tales como Miquel A. Roig Francoli, Carme Fernández Vidal, Antoni Parera Fons, Tomás Marco o José Luis Turina. "Los compositores han hecho un trabajo maravilloso. Hemos podido escuchar una primera grabación, casera, y es fantástico. Los compositores están invitados al concierto. Este recital tendrá eco en el resto del Estado español, lo cual es muy importante. El INAEM se ha interesado mucho; también la Asociación Española de Festivales de Música Clásica de los cuales fuimos fundadores. Es un proyecto que ha despertado mucho interés y me llena de ilusión", confiesa la responsable de esta cita.

Un festival que en el capítulo de conciertos se completa con dos nombres más, los de de Kun Woo Paik, pianista coreano afincado en París que interpretará a Fauré, Chopin y Debussy (7 de agosto); y Charles Richard-Hamelin (21 de agosto), pianista canadiense que llegará a Valldemossa tras ganar el segundo premio del prestigioso concurso Chopin de Varsovia en 2015.

Como novedad, en septiembre tendrá lugar el I Festival Chopin de Joves Talents, que contará con cuatro finalistas en liza: Andrzej Wiercinski, Joan Travé, Adrià Gràcia y Elisabeth Braub. Por su parte, la exposición de este año la firmará Pedro Oliver y se podrá visitar en la sala capitular de la Cartoixa.

"Chopin me ha enseñado de todo durante toda la vida. La suya es una fuente inagotable. Toda la gama de emociones que tiene el ser humano, Chopin las recorre, desde la ternura a la rabia y el dolor", reconoce.

En su trayectoria al frente del festival, Capllonch también ha experimentado todos esos sentimientos, con episodios dulces, como los conciertos "inolvidables" que ofrecieron Shura Cherkassky o Bella Davidovich, la fiesta de Erté (Romain de Tirtoff) o la medalla de oro al Mérito Cultural Gloria Artis que le impuso el ministerio de Cultura polaco; y otros más amargos, como la sentencia que les obligó a retirar el 'falso' piano de Chopin.

Compartir el artículo

stats