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Con ciencia

Mundo cuántico

Entre las muchas dificultades por las que pasé cuando daba la asignatura de Filosofía de la mente en la UIB se llevaba la palma el tener que explicar las paradojas de la mecánica cuántica. Mis conocimientos de física y de matemáticas no me daban para entrar en las ecuaciones diferenciales necesarias para entrar en el colapso de la función de onda, dejando de lado que mis alumnos no habrían podido aguantar despiertos tres cuartos de hora con ese guión. Pero el mundo cuántico tiene evidencias que se comprueban en ausencia de cualquier profundización como, por ejemplo, lo que sucede con el experimento de las dos rendijas, Si se lanza un fotón contra una pantalla que tiene dos hendiduras y una superficie sensible a la luz detrás, la pregunta sobre cuál de las dos rendijas es aquellas por la que pasa la partícula tiene una respuesta rara. Tras un cierto tiempo de ir lanzando los fotones uno a uno es fácil comprobar que cada uno de ellos ha pasado por las dos rendijas a la vez. Ese resultado se entiende muy mal en términos de sentido común pensando en el fotón como una partícula pero el misterio se resuelve sin más que aceptar que el fotón es también una onda. La ola que se desplaza por la superficie de una tinaja pasa al mismo tiempo por dos agujeros que tenga en el borde.

Otra paradoja cuántica célebre se debe a Schrödinger y su interpretación de Copenhague por medio de un experimento imaginado. Si metemos un gato en una caja cerrada con un frasco de gas letal y ligamos a un suceso cuántico el que se libere o no ese gas, el gato estará en estado indeterminado muerto y vivo al mismo tiempo hasta que abramos la caja, acción que colapsa su estado cuántico y la precipita en el mundo de la física clásica. Es entonces cuando el suceso indeterminado desaparece y el gato resulta estar o vivo o muerto pero no las dos cosas a la vez. Mis alumnos no solían tomarse en serio el gato de Schrödinger, así que me costaba pasar al punto siguiente aún más misterioso: dos partículas cuánticas entrelazadas entangled comparten un mismo estado. Lo sorprendente es que sigan compartiéndolo si quedan separadas a la distancia que hay entre dos galaxias: lo que le sucede a una respecto de su estado cuántico le pasa a la otra en ese mismo instante.

Realizar en el mundo digamos normal experimentos que se refieran al mundo cuántico, propio de las partículas muy pequeñas, no es nada fácil. Pero Chen Wang, investigador del departamento de Física aplicada de la universidad de Yale en New Haven (Estados Unidos) y sus colaboradores han publicado un artículo en la revista Science en el que indican que han logrado modificar el estado de partículas entrelazadas que se encontraban en recipientes alejados entre sí aunque no tanto como las galaxias, por supuesto. Dicen que se trata de un paso adelante hacia las computadoras cuánticas que multiplicarán de forma exponencial la capacidad de cálculo. Qué suerte que ya no doy clases en la UIB.

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