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Los científicos se van de cañas con los parroquianos

Las principales ciudades españolas celebran del 23 al 25 de mayo la segunda edición de 'Pints of Science', una forma entretenida de divulgar la ciencia

Fernando Josa. DIARIO DE MALLORCA

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) produce en un año más patentes que España en toda su historia. Pero como esto no puede seguir así, usted tiene que estar preparado porque es fácil que mientras toma tranquilamente una caña en el bar aparezca un científico que le de una charla de como mucho cinco minutos sobre algún tema que seguro que le va a interesar. Durante los días 23,24 y 25 de este mes las principales ciudades españolas celebrarán por segunda vez una edición de Pints of Science (una pinta de ciencia), una iniciativa que surgió en Inglaterra en 2011.

Para demostrar que los científicos son "gente guay" y no excéntricos ininteligibles de mirada perdida, despeinados, gafas gruesas, bata blanca y un tubo de ensayo en la mano, Fernando Josa Prado (Madrid, 1985), licenciado en Biología molecular, celular y genética, llama a filas a todos los investigadores de su generación que han tenido que salir de España con la finalidad de que una vez de vuelta se impliquen en la divulgación de la ciencia de una forma entretenida y alejada de los púlpitos académicos. "Llevamos nuestros conocimientos a los bares y a los colegios", alardea este joven que tras estudiar en la Universidad Autónoma de Madrid se lió el hatillo al hombro para concluir su doctorado con una beca Marie Curie en Bristol, la ciudad del suroeste de Inglaterra en la que descubrió el encanto de las conversaciones tranquilas en pubs de luz tenue, el suave sabor de la cerveza Ale y, lo más importante, a su novia: una estudiante italiana que ha logrado traerse a Madrid.

Inquieto, parlanchín e impecablemente peinado, Josa, que pasó tres años en Bristol, conoció a los promotores de la asociación de Científicos Españoles en el Reino Unido. A su vuelta a España, en 2014, no se lo pensó dos veces y comenzó a pergeñar la idea de crear otra asociación de tintes similares. "Fue entonces cuando creamos la asociación de Científicos Retornados a España (CRE)", explica en una charla organizada por la Fundación Ramón Areces y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología.

La CRE nació para reinventar con orgullo el concepto de científico retornado, fomentar la formación continua de los investigadores y ofrecerse como asesoría a instituciones y entidades que quieran aprovechar la experiencia de estos jóvenes decididos a mejorar el sistema de I+D en España con ideas y modelos científicos revolucionarios aprendidos en otros países. Pero, sobre todo, Josa y sus compañeros quieren divulgar de forma amena sus saberes por medio de quedadas en diferentes bares de España para demostrar que la ciencia, además de fundamental para incrementar el bienestar de los ciudadanos, es divertida, fomenta la curiosidad y anima a probar, experimentar y descubrir.

Durante este mes de mayo ya tienen en marcha una nueva edición de Pints of Science, el festival de divulgación científica que nació en 2011 en Inglaterra, se celebró por primera vez en España el año pasado y este se desarrollará en varias ciudades durante los días 23, 24 y 25. Los impulsores citan a los ciudadanos en los bares para dar charlas científicas de no más de cinco minutos. "Suelen ser unas reuniones que tienen mucho éxito", celebra Fernando Josa, quien además de estas Pints of Science de barra promueve la divulgación de investigaciones en institutos y colegios de primaria para demostrar a los más pequeños que los científicos son "gente guay" que además de estudiar con la idea de salvar vidas se marcan el reto de huir de la petulancia y acercar con sencillez su sabiduría a la calle.

La tarea no es sencilla "porque no siempre es fácil esquivar los tecnicismos", añade este experto en Biología, defensor de la psicoterapia "para salir de los atolladeros emocionales" y de la hipnosis ericksoniana para entrar en la parte más inconsciente del cerebro que encontró en el esgrima una válvula de escape para capear con éxito sus intensos días de estudio. "Es apasionante practicar un deporte en el que te enfrentas a alguien que no es tu enemigo", argumenta al hablar de una disciplina en la que lo importante es encontrar con inteligencia y táctica huecos u errores del contrincante para asestarle el "touche" definitivo.

Y con la misma deportividad reflexiva que empuña el florete, Josa vivió una apasionante experiencia en el extranjero, con unas vivencias que recomienda a todos los jóvenes que quieran abrir sus mentes, conocer otras culturas y aprender idiomas. "No somos la primera generación que se tiene que ir de España para luego volver", subraya y pone como ejemplo a Severo Ochoa, Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1959 que tras pasar una larga temporada en Estados Unidos regresó hecho una eminencia a España. "Casi todos los top científicos que tenemos aquí han pasado un tiempo en el extranjero", continúa Fernando Josa convencido de que en un mundo cada vez más global "es necesario" salir del pueblo para ampliar conocimientos y volver después a casa. Eso es precisamente lo que él hizo tras recibir una oferta de trabajo como profesor en la Universidad Alfonso X El sabio.

Los científicos que regresan lo suelen hacer por motivos personales para reencontrarse con sus familias, parejas y amigos. "A mí me encanta la docencia y además tengo la suerte de poder compatibilizar esa labor de profesor con la de investigador sobre temas relacionados con el cáncer en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas", celebra pletórico antes de ensalzar los valores de la ciencia que genera unas ideas para convertirlas en patentes que impulsan una competitividad tecnológica fundamental en el desarrollo económico y social del país.

"Si somos capaces de crear conocimiento seremos también capaces de animar la industria y de crear puestos de trabajo con productos que van a mejorar el bienestar de los ciudadanos", arranca animado aunque de pronto echa el freno de mano por el desaliento al que le lleva la escasa producción científica en forma de publicaciones y citaciones que se genera en España. "El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) crea en un año más patentes que las que se han creado en España durante toda su historia", advierte para sentenciar que "hay que ponerse las pilas" en este campo.

Josa está muy implicado en el estudio del CRISPR-Cas9, el "corta y pega" genético galardonado el año pasado con el Premio Princesa de Asturias de Investigación, para curar enfermedades y prevenirlas actuando de forma precisa en el código de la persona modificando su ADN. Su aplicación no se limita a la salud y puede emplearse también en la producción de alimentos.

Pero, ¿supondrá esa modificación del genoma un cambio en lo esencial del ser? Fernando Josa lo tiene claro: "si modificas algo que está dañado lo que haces es curar y en cierta medida lo que anulas es una persona enferma, pero salvas una vida", comenta sobre la marcha no sin antes preguntarse sin encontrar una respuesta clara "qué es lo esencial de un ser".

Lo que sí tiene claro es que cada vez será más fácil frenar el envejecimiento de las personas y mejorar su calidad de vida, aunque es menos optimista con la cura total de las enfermedades neurodegenerativas y, sobre todo, con el Alzheimer. "Son enfermedades multifactoriales y eso las hace difíciles de sanar", admite Josa antes de comprobar que sus Pints of Science van viento en popa. "Ya hay un montón de gente apuntada", concluye entusiasmado.

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