La Virgen del Rocío ha regresado a su santuario, arropada por una multitud de personas, en torno a las 12:45 horas, después de nueve horas y cuarenta y cinco minutos de procesión por las calles de la aldea del Rocío, que ha estado marcada en todo su recorrido por la gran afluencia de gente.

A las 3:03 horas los almonteños se hacían con las andas de su Patrona, la Blanca Paloma, y unos seis minutos después salía por las puertas del Santuario para comenzar su tradicional recorrido por la aldea visitando a las hermandades filiales, la primera de ellas la de Huévar del Aljarafe (Sevilla).

La procesión ha transcurrido con normalidad y ha tenido una duración algo mayor que el año pasado cuando la imagen de la Blanca Paloma alcanzaba la conocida como 'Concha Peregrina' de la ermita sobre las 12:21 horas.

Los almonteños han protagonizado una procesión marcada por ese desorden organizado que caracteriza el que es el acto central de la romería del Rocío, teniendo en numerosas ocasiones que dejar caer el paso de la Virgen en el suelo ante las dificultades de seguir avanzando por la multitud de gente que se congregaba a su paso.

Esto no ha impedido, como es tradicional, que la Virgen del Rocío haya podido visitar a todas y cada unas de sus 117 hermandades filiales cuyos miembros le han rendido pleitesía en un acto en el que ella, y gracias a la labor incondicional de los almonteños, les ha podido agradecer un año más su visita, ser partícipe de sus plegarias, muchas veces hecha canción, y recibir los característicos oles y vivas.

La continua presencia de gente se ha hecho más intensa conforme la imagen se iba aproximando de nuevo a su ermita y se han vuelto a ver, como cada año, los "vuelos" de niños para ser acercados lo más posible a la también conocida como Reina de las Marismas pidiendo para ellos protección.

El repique de las campanas del Santuario, como lo hiciera esta madrugada pasadas las 3:03 para anunciar su salida, indicaba pasadas las 12:30 que la imagen iba llegando de nuevo a su casa, algo que ocurriría tras recibir una petalada de rosas desde los balcones de la casa de la Hermandad Matriz de Almonte -la última de tantas recibidas a lo largo de la madrugada-.

Después de su entrada en el Santuario, que ha hecho como es tradicional de cara a los fieles, los almonteños han recorrido la distancia desde el dintel al altar para, de nuevo, colocar a la Virgen en su presbiterio todo ello entre vivas, olés y palmas y rezarle un salve poniendo con ello fin a la romería de 2016.