Los mitos forman parte de la cultura popular. Las personas echan mano de ellos para atribuirse la razón es una discusión o bien para exhibir conocimientos ante otras personas. Pero no todos son verdades contundentes. La inexactitud domina algunos de los más extendidos.

Despertar a un sonámbulo es peligroso

El sonambulismo ocurre con mayor frecuencia en niños de entre 5 a 12 años, si bien puede producirse en personas de cualquier edad. Si se despierta a una de estas personas, lo más probable es que su expresión sea de desconcierto o desorientación, aunque a veces la persona sonámbula pueda mostrar una brusquedad que induzca a pensar, erróneamente, en un comportamiento agresivo. Incluso puede ser beneficioso despertarla, puesto que pueden lesionarse si tropiezan y pierden el equilibrio.

La Luna influye en nuestro comportamiento

Un mito que ha dado lugar a argumentos como los empleados en las películas sobre hombres-lobo, pero que tampoco se sostiene, puesto que no tienen ninguna influencia. Otro mito es de la cara oculta de la Luna, aquella que no recibe luz solar. No es cierto, puesto que en todo momento, aunque sea en mayor o menor medida, la Luna siempre recibe los rayos solares.

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El alcohol calienta el cuerpo

Muchas personas creen que el consumo de alcohol, en especial licores y bebidas espirituosas, contribuye a calentar el cuerpo. Pero no es verdad. El alcohol baja la temperatura del cuerpo, por lo que es especialmente peligroso ingerirlo si hace mucho frío. No desciende el riesgo de hipotermia, sino que la incrementa.

La orina contrarresta las picaduras de medusa

Es otra de esas creencias populares sin base científica. El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Marino y Rural desaconseja esta idea, puesto que puede contribuir a hacer más grave la picadura. Así que lo más recomendable es acudir a un socorrista e informarle de lo que ha ocurrido.

Los antibióticos curan la gripe

Estos medicamentos funcionan contra las enfermedades causadas por las bacterias, pero no contra los virus. Y la gripe es un virus, como se encargan de recordar siempre los médicos en sus consultas. Aún así, la costumbre de automedicarse, muy extendida, hace que muchas personas sigan recurriendo a los antibióticos cuando sufren gripe.

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Las neuronas desaparecen sin sustitutas

Las células cerebrales que mueren no quedan sin reemplazo. Recientes experimentos científicos han demostrado que la neurogénesis, el proceso por el que nacen nuevas células en el cerebro, sigue produciéndose en la edad adulta y no tan solo cuando la masa cerebral se encuentra en crecimiento.

Las uñas y el pelo siguen creciendo después de muerto

No es cierto, si bien lo que ocurre es que la piel de los difuntos se seca y se retrae, lo que puede provocar el efecto de que el pelo y las uñas siguen creciendo. Para que así fuera, las células deben obtener sus nutrientes del torrente sanguíneo, algo para lo que se necesita estar vivo.

Sólo usamos un 10% del cerebro

Los estudios sobre el uso del cerebro son amplios y uno de las ideas que con más fuerza se han expandido es la que menciona que el empleo que hacemos de él se limita a un 10-15%. Es cierto que no se emplean todas las áreas y capacidades cerebrales al mismo tiempo, pero nunca hay una parte del cerebro que nunca haga nada.

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Los chicles se pegan al intestino

Tragarse un chicle no tiene consecuencias negativas para el aparato digestivo, a pesar de que muchas personas crean que se pegan al intestino o a las paredes estomacales. No obstante, si se convierte en una costumbre si puede tener riesgos para la salud.

El sol es amarillo

La reacción nuclear es la que hace que el sol brille, aunque lo cierto es que no está en llamas. La atmósfera provoca que la apariencia que tenemos de él es de color amarillo, pero en realidad es de color blanco.

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