Las vacaciones de verano son el momento idóneo para descubrir nuevas actividades, experimentar nuevas sensaciones y experiencias, hacer nuevos amigos y, en definitiva, salir de la rutina del día a día en los centros de estudios.

Las opciones que existen para ello son múltiples y variadas, pero sin duda una de las más enriquecedoras son los campamentos de verano. Y es que son muchos los beneficios que los más jóvenes encontrarán en este tipo de actividades. Uno de las más destacadas, sin duda, que tendrán la oportunidad de aprender una serie de valores fundamentales para su desarrollo como personas. En este sentido, el hecho de pasar unos días fuera de casa y alejados del entorno familiar y del círculo de amigos de confianza hará que los jóvenes se vean obligados a relacionarse con otros niños y aprender a convivir con personas desconocidas, fomentando de esta forma el desarrollo de sus habilidades sociales.

Todo ello convierte los campamentos de verano en una opción ideal para ayudar a los niños a madurar, a mejorar su capacidad de adaptación y de convivencia, a fomentar su capacidad de comunicación, a aprender a escuchar y a respetar las opiniones de los demás, a relacionarse con otros niños y con los monitores, a respetar unos horarios y unas nuevas rutinas, a desarrollar nuevas habilidades distintas de las que se pueden aprender en el colegio, a convivir y conocer mejor el entorno natural, a mejorar la autonomía y nuestra toma de decisiones, a aprender las virtudes de la colaboración y el trabajo en equipo…

La amplia variedad de campamentos de verano que existen hacen que sea necesario tener en cuenta una serie de condicionantes antes de decantarse por uno o por otro. El más importante, la edad del niño. Por regla general, a partir de los 3-4 años ya se puede apuntar a los más pequeños de la casa a un campamento de verano. Partiendo de esta premisa, es necesario tener en cuenta que, obviamente, un campamento de verano destinado a niños de 6 años no puede ser igual que otro en el que se organicen actividades pensadas para chavales de 14 años. Por ello, es necesario informarse bien sobre las características de los campamentos a los que nos interese inscribir a nuestros hijos.

Por otra parte, estos campamentos de verano no solo permiten a los más pequeños de la casa divertirse mediante su participación en actividades lúdicas. Son también una magnífica oportunidad para aprender jugando. Así, aunque existen campamentos centrados únicamente en el juego, otros muchos ofrecen la posibilidad también de ampliar sus conocimientos sobre arte, música, biología, danza… Y también, cómo no, los campamentos que permiten adentrarse en el estudio de un idioma. Y es que los campamentos son una magnífica oportunidad para conocer otra lengua, ya que en un contexto lúdico y de ocio y de forma relajada y rodeados de amigos, los niños son capaces de asimilar sus conocimientos de una forma mucho más amena y natural.

Si quieres que el pequeño de la casa tenga la oportunidad de disfrutar de uno de estos campamentos, de dos semanas de duración, en Mallorca, puedes enviarnos su frase más divertida, y ganar un 'summer camp de Ocidiomes.