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Ela Fidalgo

"El error es muy bonito, lo feo me parece precioso"

"Los jóvenes tienen cabida en la industria de la moda pero deberían soñar más y huir del miedo"

Colección que presentó en Madrid.

Día de rosas y abrazos en el Barito. El bar de cócteles de la plaça dels Patins que regenta su padre recibe como una heroína a Ela Fidalgo (Palma, 1993), la diseñadora que el pasado martes se alzó con el premio Mercedes-Benz Fashion Talent con una colección, Work in Progress, que la ha dejado agotada y que supone la culminación de un sueño que podría tener continuidad en Praga. A la capital checa viajará el próximo 20 de marzo como representante española para participar en el certamen mundial impulsado por la marca automovilística.

"Llevaba desde pequeñita soñando con esto y trabajando mucho", confiesa Fidalgo, instalada en Madrid desde hace cinco años y donde actualmente estudia con una beca en el Istituto Europeo di Design. "Llegué a Madrid sin bachiller ni nada y tuve que trabajar en empleos muy mal pagados. Obtuve la beca y a partir de ahí comencé a ganar premios en mi propia escuela. Mi directora, Isabel Berz, siempre me ha ayudado muchísimo, al igual que mis profesores. Ellos me animaron a participar en el concurso. Al principio no tenía demasiadas esperanzas, al ser tan joven y estar en tercer curso... no sabía si me cogerían o no. Me seleccionaron y he ganado el premio. No me lo esperaba porque la colección que he presentado no es muy comercial, son piezas únicas que están elaboradas a mano, algunas son más esculturas, muy arte, porque yo me considero más tirando hacia el arte que no hacia la moda. No sé que será de mí".

El idilio entre Fidalgo y la moda se remonta a su infancia, en Zamora, la tierra de su abuela. "Cuando yo iba a su pueblo en verano en vez de jugar con los niños iba con ella a bordar. Me encantaba. Los olores de mi infancia son de tela y de la humedad de su taller", recuerda.

Sabedora de que a partir de ahora serán muchos los que depositen el futuro de la moda en sus manos, Fidalgo reconoce que percibe cierta presión: "Me da angustia porque soy una persona muy sensible. Hoy he leído una mala crítica y me he puesto muy triste. No sé cómo tomármelo porque tengo 22 años y todavía tengo que aprender muchísimo".

"Mi colección no está perfecta. Hay cosas que mejorar. Precisamente ahora estaba apuntando qué mejorar de cada look de cara a Praga, donde desfilaré en unas semanas. Prefiero que hable el tiempo. Quiero acabar mis clases, irme a París en verano, donde haré prácticas en una empresa, y a ver qué pasa", añade.

La diseñadora asegura que trabaja mejor "cuando estoy triste" y no duda en sostener que el "error es súper bonito y nos hace aprender mucho. Lo feo me parece precioso, las imperfecciones son muy bonitas, describen a la persona. La perfección es muy aburrida".

Ela Fidalgo cree que "los jóvenes tienen cabida en la industria" de la moda pero "deberían soñar más y huir del miedo. Muchos hacen colecciones con las que realmente no se identifican. Lo hacen para vender o guiados por una estética".

Sus prendas de momento no entrarán en el mercado, y eso que ofertas no le faltan. "No estoy preparada para quitarme algo que es tan mío, que está tan interiorizado... sería como desgarrarme algo. No creo que ahora mismo pudiera. Todavía soy muy joven y no me quiero meter en movidas financieras. Me da pereza. Quiero estudiar, ver mundo, aprender en otras firmas y cuando sepa cómo es la movida ya me pondré a ello. Creo que con 22 años y sin un padrino detrás sería un suicidio".

Además, también sostiene que todavía es pronto para que su discurso sea inteligible en España. "Yo he querido infundir la mentalidad de que el dinero no tiene nada que ver con la creatividad. He utilizado cosas que me he encontrado en la calle: fregonas, materiales reciclados, lo que tenía en mis manos, mis compañeros me han dado toda su energía, su cabecita y los profesores, igual. Eso, la colaboración, la cooperación, hay que potenciarlo".

En Madrid, al recoger el premio, sus primeras palabras de agradecimiento fueron para sus maestros y las 25 personas, de producción y comunicación, que le han prestado todo su apoyo, entre ellos otro mallorquín, el músico Paco Colombás, de Oso Leone. "Su música puso el color a la colección, en blanco y negro. Le dio alegría al desfile", subraya.

Palabra de una mujer que siempre ha caminado de la mano de la experimentación. "Siempre he hecho mejunjes con todo lo que tengo a mi alcance", como el pantalón comestible con algas que creó el año pasado, "una crítica a la industria del denim", apunta.

"El futuro de la moda -continúa- está en experimentar con tejidos, crear tejidos nuevos o incluso nuevas fibras, nuevas maneras de entrelazar fibras porque estamos llegando a un límite y hay que parar el ritmo de la moda y el consumo. Deberíamos preguntarnos hacia dónde vamos".

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