Toni Oliver (Colònia de Sant Jordi, 1990) tiene claro que para triunfar en el mundo de la gastronomía uno debe llevar la pasión por los fogones en la sangre. Es vocación pura y dura. Sus primeros pasos en la cocina los recorrió de la mano de su abuela y a los 16 años empezó a trabajar en el Restaurante Antonio de la Colònia de Sant Jordi, su gran escuela. En temporada baja, seguía aprendiendo en Baqueira Beret hasta que hace tres años decidió empezar el ciclo formativo de Cocina y Gastronomía, un curso que ya ha finalizado. En el tablón vio un anuncio del IV Premio Promesas de la Alta Cocina que otorga la prestigiosa escuela de formación culinaria de alto nivel Le Cordon Bleu. No dudó en presentarse. Sus profesores le avalan. “Es un alumno que destaca. Está muy motivado y tiene mucha disposición para aprender”, destaca su tutora Andrea Sans. La guinda del pastel ha llegado cuando este mallorquín ha sido uno de los 50 seleccionados para la siguiente fase. Se presentaron unos tres mil estudiantes. Ahora tiene hasta el 31 de enero para presentar su receta, un plato que le puede llevar a la final del Premio Promesas. Solo los diez mejores se medirán para conquistar este título. Así, los concursantes pondrán todo su talento en el asador con la misión de conseguir una beca del 100% para cursar un diploma valorado en más de 21.000 euros en Le Cordon Bleu. El segundo clasificado disfrutará de una beca para estudiar un Certificado en la escuela valorado en 7.000 euros a escoger entre las disciplinas de cocina, pastelería o cocina española. Asimismo, este año también se premiará el esfuerzo de los centros con una ayuda de 1.500 euros que se entregará a la escuela del primer clasificado.
El galardón cuenta con el respaldo de prestigiosos cocineros como Pedro Subijana o Martín Berasategui. Toni Oliver está tranquilo, seguro y confiado que triunfará con su plato pero es pronunciar estos nombres y saltan las alarmas. “Me pone muy nervioso pensar en el jurado”, admite Oliver, quien confiesa que el cocinero vasco es su referente culinario. “Me gusta su estilo de cocina con productos locales. Es muy fresco como cocinero”.
Proviene de una familia de pescadores pero él se decantó por los fogones. Admite que la suerte ha estado de su parte en esta segunda fase del premio ya que el producto a cocinar es la lubina. “Me gusta más trabajar el pescado que la carne”. Su plato para sorprender al jurado profesional es una lubina a la mallorquina con su jardín de verduras. Lleva una crema de marisco, una base de guarnición mallorquina y lubina en costra de hierbas. En el jardín de verduras, el comensal encontrará tomates, espárragos, ajos tiernos y otras verduras de temporada, además de una crema de guisantes.
Es una receta de creación propia que estas dos últimas semanas está perfeccionando en las cocinas del IES Juniper Serra. Su tutora supervisa su trabaja y entre los dos intentan pulir el plato para triunfar y poder estar entre los diez finalistas del concurso. Está seguro de haber hecho un buen plato. “La receta que presento tiene muchas posibilidades”. Los concursantes tienen hasta el 31 de enero para presentar una receta y un vídeo de máximo cinco minutos con una elaboración creativa propia. Hay un elemento en común para los 50 concursantes, la lubina, pero los estudiantes pueden elegir la forma de cocinarla, el resto de ingredientes y la guarnición para demostrar sus habilidades técnicas y su talento. Además del jurado profesional, hay un jurado popular que son los que votarán los vídeos en la página del Premio Promesas de Facebook.
La tutora se mostró ilusionada en volver a tener un estudiante del IES Juníper Serra en la final del 14 de abril tal y como ocurrió el año pasado con Santiago Andrés Herrera. “Es mucho trabajo pero Toni está muy preparado. Siempre controla las situaciones y es muy organizado”, desgrana la tutora. Así que solo queda desearle suerte.
