En plena ola de calor de julio ya había colgados carteles de "hay lotería de Navidad" en bares. Las filas de gente en los establecimientos de venta de lotería tardaron un poco más en formarse, pero casi todo el mundo tiene varios décimos y espera ilusionado para ver si son los afortunados.

Ayer se realizó, de forma pública, el examen y recuento de las bolas de los números y premios que se cantarán hoy.

A las doce de la noche ya no se vendieron más números de lotería. La suerte está echada.

El Teatro Real de Madrid, donde se celebra el sorteo, abre sus puertas a las ocho de la mañana, permitiendo la entrada a todo el mundo hasta completar su aforo. Media hora después se constituye la mesa que autorizará el comienzo del sorteo.

Todo asistente que lo solicite puede comprobar las bolas que van a ser utilizadas, antes de que sean introducidas mecánicamente en las tolvas que las transportarán a los dos grandes bombos.

El presidente de la mesa comprobará que los bombos están cerrados y a su señal comenzarán a girar y entonces, ya sí, comenzará el sorteo. Dos parejas de niños y niñas empiezan esa música que tanto nos suena. Uno extrae la bola del bombo de los números y otro el de los premios, y los dos restantes las cantan y las introducen en los alambres de las tablas, que cuando se completan son comprobadas por la mesa de presidencia.

"13.437, cuatro millones de euros" -El Gordo del año pasado- no sonó hasta la una del mediodía, pero salga a la hora que salga el sorteo no acaba hasta que los bombos no quedan vacíos.

Y el trabajo no queda ahí. Más de cuarenta personas elaboran mediante un proceso informático las listas de premiados y las poblaciones en las que han recaído.

Sólo cuarenta y cinco minutos después de que acabe el sorteo se envía el fichero de premiados a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, que imprime la lista oficial, que esa misma tarde se edita y distribuye a los Puntos de Venta de la Red Comercial de Loterías y a los medios de comunicación.

Desde que en 1812 se celebró el primer sorteo de Navidad, el Gordo ha caído cinco veces en Palma, resultando las poblaciones más agraciadas aquellas donde se ha vendido tradicionalmente más lotería: Madrid (76), Barcelona (40), Sevilla (15), Valencia (12), Bilbao (12) y Zaragoza (12).