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Entrevista

Eva Yerbabuena: "El flamenco es mi lenguaje. Es donde Eva Yerbabuena se siente realizada"

-Llega a Palma con ¡Ay!. ¿Es un ¡ay! de queja o un ¡ay! pletórico?

-Hay un poco de todo. Se llama ¡Ay! por un gesto de mi hija Marieta a los pocos meses de nacer. Antes de decir mamá o papá, dijo ¡ay!. Era un ¡ay! de amor, de te quiero. Como no sabía hablar, lo expresó así. Paco Jarana decidió ponerle ¡Ay! por este gesto de Marieta. Es una reflexión después de trece meses totalmente retirada del estudio, de los zapatos... ya que tuve que hacer un reposo obligatorio y forzoso. Me vino estupendamente porque nunca sé parar. Marieta me mandó el mensaje de que debía parar y tuve oportunidad de pensar, de sentir de otra manera y ver las cosas desde el otro lado de la barrera. ¡Ay! son mis miedos, mis inquietudes, mis dudas y mis reflexiones durante estos trece meses.

-¿Retomó los escenarios con más fuerza?

-Retomé los escenarios de forma distinta, con otra actitud y con muchas ganas. Todo empezó a nacer de una forma muy fluida. No hubo dudas. Tenía muy claro que quería trabajar por primera vez con un violín y fue el de Vladimir Dimitrenco. Sabía que iba a sacar todo lo que tenía dentro en la primera pieza del montaje que es una liviana. El violín está en la primera pieza del montaje que es una coreografía muy profunda y me ayuda a sacar de adentro todas las dudas y miedos. Luego hay un poco de todo. Hay tango, taranta, bulería e incluso una nana dedicada a Pina Bausch...

-¿Qué significa el nombre de Pina Bausch?

-Significa muchísimo y no solo a nivel artístico. Me siento una privilegiada por haberla conocido y haber compartido historias, momentos y espectáculos. Pina Bausch ha sido capaz de calmarme y quitarme los miedos.

-¿Cuál ha sido su gran consejo?

-Que nunca dude de mi intuición.

-¿Cómo definiría en tres palabras su espectáculo?

-Siempre me quedo con alguna definición de algún espectador. Hubo un señor que me dijo que el espectáculo significaba que la vida empieza donde acaban los límites. Fue muy fuerte. También me han dicho que es muy hipnótico. Es un montaje en el que disfruto mucho por todo lo que ocurre durante esta casi hora y media.

-¿En ¡Ay! saca a relucir su vena más intimista?

-¡Ay! es íntimo y minimalista. Desde que empecé en 1998 siempre había habido un mínimo de dos bailaores en el escenario. Después de estar tantos meses creando una vida en mi interior, ¡Ay! debía ser una propuesta íntima.

-Llega sin un cuerpo de baile. ¿Necesitaba estar sola sobre el escenario?

-Sí, fue una necesidad. Soy una persona que hago en función de mis necesidades y ahora tenía la necesidad de estar sola en el escenario con los músicos.

-¿Qué siente Eva Yerbabuena cuando baila?

-Sería imposible definirlo porque se sienten muchas cosas al mismo tiempo. Puedes llegar a llorar en directo o sentir escalofríos. Disfrutas en muchos sentidos.

-¿Disfrutar es su máxima a la hora de salir a un escenario?

-Tengo que disfrutar de lo que hago. No quiero salir a un escenario a pasarlo mal. Se trata de disfrutar con lo que haces, de sentirte bien.

-El flamenco para Eva Yerbabuena es...

-Mi medio de comunicación, es mi lenguaje. Es donde Eva se desarrolla poco a poco. El flamenco es donde Eva se va conociendo y se siente realizada.

-¿El flamenco aún está considerado una manifestación folclórica o ya es un arte en toda regla?

-Siempre ha sido un arte en toda regla pero hemos escuchado que es el hermano pobre de las grandes músicas. Hace 48 horas que he regresado de Moscú y he estado en el Teatro Bolshoi en el homenaje a Maya Plisetskaya, que dejó escrito que quería que hubiera una bailaora de flamenco con sus músicos. Adoraba el flamenco. Tuve la sensación de que por fin el flamenco también pisa el Bolshoi y no solo la ópera o el clásico.

-¿Está más reconocido fuera?

-Está bastante más reconocido fuera de España. Es una pena grandísima que tenga que salir de mi país para darme cuenta del reconocimiento y el respeto que se le tiene. No tiene nada que ver. No sé si es que lo tenemos tan cerca y a la mano, que no se aprecia. Es como quien vive en costa, quiere montaña y quien vive en la montaña quiere playa. Tenemos un tesoro maravilloso y que no somos conscientes de ello.

-En el montaje las luces y las sombras son protagonistas. ¿La danza actualmente vive más luces o más sombras en España?

-Como siempre, sigue habiendo de todo. Nosotros somos los que hacemos, los que interpretamos, los que creamos y los que decidimos. El estado de la danza depende mucho de todos, no solo de cuestiones políticas. Hay cosas que se pueden mejorar y otras que están por llegar. Debemos valorar lo que tenemos y defenderlo.

-¿Espera que el nuevo Gobierno tras el 20D fije la educación, la sanidad y la cultura somo sus ejes fundamentales?

-Es lo que más espero porque hasta ahora se lo han cargado. Estos tres ejes son los que definen un país.

-En 2016 estrenará Apariencias... ¿Qué puede adelantar de este nuevo espectáculo?

-Ahora estoy con los ensayos porque el proyecto está en pleno proceso de creación. Me lo paso increíblemente bien. Es un espectáculo que no es fácil porque habla de las apariencias. Es un mundo muy amplio pero lo intento resumir con las apariencias más importantes como lo absurdo, el poder, la libertad y la creencia. Se estrenará el 19 de febrero en el Teatro Villamarta de Jerez.

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