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Teatro

Iguana, 30 años de riesgo escénico

La primera compañía de teatro profesional de Mallorca celebra sus tres décadas de vida reivindicando su papel de renovadores de la escena balear - El 27 de diciembre presentarán en una fiesta un libro y un vídeo conmemorativos

De izquierda a derecha, empezando por abajo: Rafel Vives, Jaume Llabrés, Bàrbara Quetglas, Pere Fullana (abajo), Joan Carles Bellviure, Carles Molinet (detrás), Bàrbara Serra, Biel González y Antoni Picó (con una bandera), en el 86, en el estreno de ´Polypus Malignus´. Miquel Massutí

Eran jóvenes y aguerridos. Descarados. Y corrían los años 80: España era un país por hacer que salía de la grisura del franquismo. Y sobre las tablas, dominaba el teatro regional, representado por Xesc Forteza. En este estado de cosas, Iguana irrumpió con fuerza para abrir las ventanas y dejar pasar los aires de la contemporaneidad. En 1985, la compañía (la primera profesional de Mallorca) presentaba su primer espectáculo, Polypus Malignus, en el estudio del pintor Horacio Sapere, en la Calatrava. Meses después, lo estrenaba en el Principal. Han pasado 30 años desde aquella hazaña teatral -a contracorriente-, y ahora la compañía ha puesto las miras en el mercado latinoamericano con la misma filosofía que en los albores: el riesgo escénico. Toca celebrarlo. Iguana ha preparado un libro conmemorativo sobre sus tres décadas de vida y lucha creativa, y prepara un vídeo sobre sus montajes. Todo este material se presentará el 27 de diciembre en la Carpa Diem del Teatro del Mar. El sector teatral, las instituciones y profesionales que han participado en los proyectos de la compañía están invitados.

Cooperativa

Relata uno de los fundadores de Iguana, Carles Molinet, que algunos de los actores que participaron en el primer montaje provenían de la compañía del CET de la UIB. "Estábamos Toni Picó y Bàrbara Quetglas [la primera actriz de La Fura dels Baus] -comenta-. Nos reunimos con más gente y preparamos Cabaret obligatori, de la que hicimos muchas funciones. Fue entonces cuando surgió la idea de montar una compañía profesional", desvela. Cuando Iguana nació, Mallorca adolecía de un sector profesional en las artes escénicas. "Nos constituimos en cooperativa y descorchamos el proceso de profesionalización, que ni siquiera se estaba produciendo en el Teatro Principal", señala Molinet, que todavía recuerda la primera sala en la que ensayaban, en la Misericòrdia, cedida por el Conservatori. Poco después, alquilaron una casa de campo en Establiments "en plan comuna revolucionaria", detalla Jordi Banal, también socio de la compañía. "Con el Polypus nos arruinamos", evoca Molinet, "y poco después se produjo la explosión de los espectáculos de calle". Entre ellos, sus célebres e influyentes Nit de foc o Myotragus. "Estuvimos seis meses en una discoteca de Cala Millor y también pasamos por Ses Voltes, un espacio de creación cuya gestión estaba en esos momentos en una suerte de limbo", agrega el actor, que recuerda los ochenta "como los años en que todo era posible".

Las primeras transformaciones en la compañía se produjeron a finales de esa década y principios de los 90. "Es cuando se empezó a gestar la idea del teatro público y se abrieron las primeras líneas de ayudas. Fue entonces también cuando establecimos un convenio con el Govern, el Consell y el Ayuntamiento para estrenar una serie de espectáculos", relata Molinet. Justo ese momento coincidió con la idea de abrir un teatro nuevo en Palma. "Fue cuando pasamos a ensayar en ses naus, justo al lado del actual Teatro del Mar", apunta Banal. Y cuando empezó a desarrollarse el proyecto de poner en marcha la sala del Molinar, donde en 1993 estrenaron Rondaies. "Algunos nos quedamos aquí y Aina Salom, Pere Fullana, Molinet y Joan Carles Bellviure pusieron rumbo a Francia para aprender de Jacques Lecoq", continúa.

Cuando regresaron, estrenaron en 1995 el primer espectáculo del que harían funciones en castellano: Twist & Txèkhov. "Volvimos con un nuevo lenguaje e hicimos una gira por teatros y fuimos al festival Etnia i Teatralità de Sassari (Cerdeña)". En esta etapa expansiva de Iguana, tanto Molinet como Banal enumeran algunos de los montajes más significativos que tuvieron predicamento entre el público. Es el caso de Memòria d'en Julià, de Pere Fullana. "Hizo bolos por todo: el Lliure, el Grec, Zaragoza y estuvo nominada a los Premios Max", comenta Banal. Para ambos, esta pieza marcó un hito porque desde ese momento comenzó a ser habitual representar cien funciones al año. "Que es lo que en realidad nos permite la existencia. Fue entonces cuando el mercado de fuera empezó a ser decisivo para nuestra continuidad y desarrollo", sostienen.

El punto de inflexión de Iguana se alcanza en 2010, "el último año bueno". Al siguiente, la crisis se ceba con el sector teatral. "Es el momento en que peligra nuestra existencia", reconocen. "Hemos pasado por un proceso duro de despidos y recortes". "El IVA y las políticas públicas desarrolladas también han influido perjudicialmente en la pérdida de tejido. Por ejemplo, no llegaron a impulsar el circuito que prometieron", argumenta Molinet, quien aporta datos escalofriantes. "Según el anuario de la SGAE, en 2009 había en las islas 295.000 espectadores; en 2014, 99.000. Mientras la bajada ha sido en el resto del Estado de un 33%, la nuestra ha alcanzado un 60, lo que nos sitúan a la cola de público cuando antes estábamos por encima de la media", agrega.

Pese a la adversidad, Iguana ha subsistido. "Los últimos espectáculos han ido bien y nos han salvado: Hannah dels tres països es el hit; Z i l'habitació 113 y Woyzeck han funcionado también muy bien", relatan. Tanto es así, que la adaptación de la obra de Büchner se estrenó con éxito en el teatro El Extranjero de Buenos Aires, viajará a un festival de Dallas y hay interés para que también se presente en Uruguay. A finales de 2016, subirá al escenario de una de las salas bonaerenses más importantes, Banfield.

A tenor de los datos, parece que la estrategia de la compañía está dando sus frutos. "En 2010 nos planteamos la búsqueda de nuevos mercados. Pensamos en Francia, pero por una serie de contactos que hicimos hemos acabado mirando a Latinoamérica", aseguran los dos socios (Pere Fullana también lo es) de Iguana. A día de hoy, la compañía estudia cuál podría ser el montaje a estrenar en 2016. Hay tres propuestas distintas sobre la mesa de sus oficinas, en el Teatro del Mar, espacio de resiliencia artística y riesgos escénicos. Contra la grisura.

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