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Tradición

Belenes, auténticas obras de arte

Los belenistas de la agrupación Francesc Rosselló trabajan a contrarreloj para tener listas sus creaciones en Navidad - Una cincuentena de aficionados preparan durante todo el año las piezas que vestirán una treintena de pesebres en toda la isla - El primero en inaugurarse será el de El Corte Inglés el jueves

Belenes como auténticas obras de arte. Estamos a las puertas de Navidad y los aficionados al arte sacro están trabajando a contrarreloj para tener listas sus creaciones. El espíritu de estas fiestas ya se cuela en nuestras casas pero para los belenistas todo el año es Navidad. Para que los ciudadanos puedan disfrutar de los nacimientos, los socios de la Agrupació de Betlemistes Francesc Rosselló de Balears llevan meses y meses diseñando las maquetas, pintando las figuras, levantando las casas, decorándolas o creando las montañas, los ríos y los paisajes. "Incluso en agosto trabajamos en el taller con el ventilador a toda máquina para diseñar nuevas piezas para los pesebres", confiesa Pere Costa, un reputado maestro de los belenes.

Aunque durante los doce meses del año estén rodeados de la Virgen, San José, el niño Jesús, los Reyes Magos, las montañas, las cuevas o los pastorcillos, en noviembre es cuando suelen tener el "boom" de trabajo. Sus enormes pesebres llegan a todos los rincones de Mallorca. Una cincuentena de socios proyectan más de 30 nacimientos en toda la isla. Todo está diseñado al más mínimo detalle. Cada pieza tiene su función y un mísero error, puede cargarse la creación.

"Es como crear un cuadro", resume Agustí Bibiloni, secretario de la agrupación. "Para montar un belén de 50 metros cuadrados como el de El Corte Inglés debes levantarlo igual que un pintor dibuja un cuadro. Es muy importante tener en cuenta la perspectiva. De hecho, un belén de estas dimensiones es como una obra de arte en tres dimensiones", confiesa uno de los creadores del nacimiento del centro comercial que debe estar listo el miércoles ya que se inaugura el jueves 26.

Desde el pasado 1 de noviembre, unas cuatro personas se reúnen cada tarde en la planta ático de El Corte Inglés para levantar uno de los pesebres más visitados. Antes de ponerse manos a la obra, hay un proceso previo. "Cada año es diferente. Primero nos reunimos en el taller para crear un boceto y adecuar el diseño al espacio que tenemos. Cuando llegamos a la zona de montaje ya tenemos todas las piezas listas", relata. "Todo tiene que estar bien planificado. Incluso la pieza más pequeña va atornillada porque si una se mueve, puede desestructurar todo el pesebre", reconoce Bibiloni mientras coloca, junto a José Terriente, una de las montañas creadas para la ocasión. Y es que para levantar este gigantesco pesembre hebreo han utilizado media tonelada de corcho bornizo. Al otro lado, está Andreu Rosselló (hijo de Francesc Rosselló y actual presidente de la entidad) que se encuentra inmerso en la construcción del río que recorrerá el pesebre de El Corte Inglés. Francesc Rosselló fue el responsable del belén de Sant Antoniet desde 1982. Siempre insistía en agrupar en una misma entidad a todos los aficionados al arte sacro pero no fue hasta un año después de su muerte cuando su hijo y sus colegas decidieron fundar en 2001 la agrupación que lleva su nombre con la misión de continuar su pasión por los belenes.

Cada año hay novedades. "Hemos aplicado una técnica nueva para lograr el blanco de las casas. Es una técnica innovadora pero como todo creador no podemos revelar el secreto", admite Bibiloni esbozando media sonrisa. Además de la media tonelada de corcho, para esta vasta creación los belenistas han requerido un centenar de figuras diseñadas por el prestigioso escultor José Luis Mayo y han creado una treintena de casas, además de las montañas, la vegetación que alegra el pesebre y los paisajes que visten la "obra de arte".

En miniatura

La ilusión y la fascinación de los visitantes hace que los belenistas olviden las complicaciones que conlleva el proceso de montaje. Su imaginación y su creatividad son básicas pero el ingrediente esencial para montar estos enormes belenes es una gran dosis de paciencia. Precisamente un buen saco de paciencia es lo que tiene el restaurador Pere Costa, que lleva dos décadas creando Navidad tras Navidad belenes. Su afición al arte sacro es tal que es capaz de convertir unas simples piedras en un nacimiento o recrear diminutos pesebres en el interior de utensilios y elementos jamás imaginados. Hablamos de maletas de viaje, cajas, televisiones, zapateros, muebles o comodines, pero las auténticas obras de arte en miniatura se concentran en bombillas, botijos o en cáscaras de cocos, nueces e, incluso, en una de una pipa de girasol. Todas estas genialidades se podrán contemplar a partir del 5 de diciembre en el Club de Mar, donde los belenistas exhibirán sus diminutas creaciones coincidiendo con un mercadillo navideño.

Adentrarse en el taller que la agrupación dispone en la calle San José de la Montaña, es como trasladarse a otro mundo. Belenes de todo tipo dan la bienvenida al visitante, olivos, montañas, cuevas y casas de muy variados estilos toman estas dependencias en donde siempre es Navidad. A todo ello hay que añadir, los kilos y kilos de corchos y de porexpan que descansan en las alturas del local a la espera de que las prodigiosas manos de estos aficionados lo moldeen para convertirlo en piezas que adornarán sus belenes.

En los últimos 15 años, Costa ha sido el autor del pesebre instalado en el patio interior de C&A, una creación que durante tres años le ha valido el premio al mejor belén de Mallorca. Sus ochenta años, no le impiden dedicar eternas jornadas de trabajo durante un mes y medio para tenerlo todo listo el 12 de diciembre. "Este año he tenido que cambiarlo todo. He empezado de cero porque el belén queda instalado en el patio interior pero las lluvias lo han dañado", explica mientras desvela uno de sus secretos para trabajar el porexpan hasta convertirlo en una montaña. "Con un hilo de un secador de pelo y una resistencia, consigo que el hilo queme el porexpan y puedo lograr el diseño que quiero sin ensuciar", desvela mientras hace una demostración de su destreza. De momento, avanza que en su belén de C&A este año deslumbrarán unas preciosas estalactitas muy bien logradas y unos olivos creados para la ocasión, algunos de ellos de un metro de altura.

Los belenistas trabajan sin descanso para dejar listas sus creaciones que se expondrán a partir de la próxima semana. Todo un año trabajando para un mes de exhibición. ¿Vale la pena tanto esfuerzo? La respuesta es unánime. "Sí". Las caras de fascinación de los visitantes (grandes y pequeños) compensa todas las horas invertidas para levantar y tener listos estos belenes convertidos en auténticas joyas navideñas.

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