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A tiro

Cien días de 'me gusta'

Ciento y pico días son pocos para mojarse sobre la gestión de la nave cultural por parte de nuestros prohombres de la política, pero sí suficientes para pronunciarse superficialmente. Son tiempos de diagnósticos rápidos y livianos. Líquidos. Y éste es uno más, amén de humilde e irremediablemente impreciso.

A bote pronto, despotricar sobre ciertas estrategias aplicadas es sencillo: de momento mucha consulta ciudadana, hojas de ruta, la enésima reunión con el sector... Las acciones tardan en materializarse. Sin embargo, voy a romper una lanza a favor del trabajo realizado a tenor de algunos gestos vistos en los últimos días. Éstos son mis ´me gusta´:

1. Me gusta que las subvenciones vayan a reconfeccionarse y pactarse con los distintos agentes implicados. El problema de las ayudas no son las ayudas en sí mismas, sino las trabas administrativas para justificarlas y la distribución de las mismas. Pongo un ejemplo hipotético. En lugar de organizar un Festival Internacional de Jazz en Mallorca donde se mal escuche en una sala no preparada para este género musical, ese dinero quizá podría invertirse en ayudar a las salas pequeñas dedicadas a programar música en directo para crear un circuito propio. Una red de conciertos que podría permitir honorarios adecuados para los artistas. El problema: ¿está suficientemente especializado el personal de las administraciones para detectar la relevancia de un proyecto respecto a otro a la hora de otorgar una subvención? Porque en los últimos años, el desconocimiento y el electoralismo han causado estragos y desafección. Y un gasto superfluo del que no nos recuperaremos.

2. Me gusta que en el IEB se hable constantemente de circuito, de crearlo. De potenciar una escena, en definitiva. Veo a su director, Josep R. Cerdà, con mucha predisposición hacia el teatro y la música, campos que conoce mejor debido a su experiencia profesional, y menos hacia las artes plásticas. Esperemos que no sea su talón de Aquiles.

3. Me gusta que el presupuesto del Govern para Cultura vaya a aumentar en 1,5 millones de euros. Y que el IEB vaya a contar con 3,5, medio millón más que en 2015. Todo apunta a que el del Consell también subirá. Tanto Francesc Miralles como Creus quieren agilizar la institución e invertir de facto todo el presupuesto de cultura en cultura, algo que no venía ocurriendo en los últimos años.

4. Me gusta la reordenación de las competencias, pues se ajusta a la ley y a la lógica. Las ayudas a producción, ya sea de montajes teatrales, festivales, libros, discos o incluso exposiciones, las gestionará el Consell. Ya puedo adelantar que en artes plásticas habrá por una parte convocatorias de ayudas a proyectos expositivos para empresas (es decir galerías) y otra para comisarios independientes y/o artistas. El IEB se limitará a la promoción exterior. En este sentido, creo que el Consell volverá a tomar el protagonismo que le robó el Institut en la pasada legislatura. El problema: su lentitud y farragosidad.

5. Me gusta que Cort se haya comprometido a pagar unos honorarios dignos a los artistas que exhiban sus obras en los espacios de titularidad municipal; es decir, el Solleric o la Miró. Otros museos que se autoproclaman transparentes deberían tomar buena nota.

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