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Opinión

Don Eusebio estaría orgulloso

Don Eusebio estaría orgulloso

Para los alumnos del anárquico Instituto Ramon Llull, no confundir con los milenarios colegios de pago palmesanos, Carme Riera era solo "la hija que escribía" de Don Eusebio Riera. Aquel catedrático de Filosofía tabaquista marcó su impronta en alumnos desacostumbrados a reflexionar.

Los entusiastas de sa Feixina quieren convencernos de que nunca hubo una dictadura porque, si regresara, se comportarían como en la anterior. Don Eusebio levantaba las veladuras del régimen mediante el arte del pensamiento contado a los adolescentes. Su rebelión consistió en esa honda tristeza que no se aprende en los libros.

Medio siglo más allá, Don Eusebio estaría orgulloso de una hija catedrática de Literatura, académica de la Española y Premio Nacional de las Letras por una obra escrita predominantemente en catalán. Carme Riera es la fundadora y única integrante de la Escuela de Mallorca. Al escuchar a otro catedrático inolvidable, Miquel Barceló, diseccionando el ensayo 'La escuela de Barcelona' sin su saña habitual, entendí que la multipremiada había decidido aplicar 'sensu contrario' las enseñanzas de aquel movimiento poseído por un exceso de genio dispersado en alcohol.

A diferencia de los disolutos que investigó, Riera ha triunfado con un cóctel de determinación y diplomacia. No ha combatido la mortalidad con un quejido junto al Mediterráneo, sino a fuerza de inmortalidad. Su mayor premio no es suceder hoy a Emilio Lledó, sino haber sido castigada por cerebros de la talla de Maria Antònia Munar y José Ramón Bauzá. La única intelectual que reconocen ambos es Madò Pereta.

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