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Análisis: Los efectos secundarios de los alimentos, por Matías Vallés

Análisis: Los efectos secundarios de los alimentos, por Matías Vallés

Todos los alimentos poseen efectos secundarios o contraindicaciones, cuya terrorífica enumeración quitaría el hambre a cualquier persona que no estuviera obligada a sobrevivir. El no siempre bien leído informe de la Organización Mundial de la Salud sobre carnes rojas y procesadas alienta este relativismo, al confesar que "las dietas vegetarianas y las dietas que incluyen carne tienen diferentes ventajas y desventajas para la salud".

La OMS corrige al catecismo. A partir de ahora, los enemigos del ser humano son "mundo, demonio y carne procesada". Existe "evidencia suficiente" de la conexión carcinógena, pero la culpabilidad se ha extendido a las carnes rojas o musculares pese a que el informe admite que "comer carne roja aún no se ha establecido como una causa de cáncer". La clave está en la partícula "aún", donde se reprocha el desfallecimiento de investigadores que deberían ser conscientes de que se pueden rastrear raíces patológicas en cualquier sustancia y circunstancia.

Con la ambivalencia característica de los organismos internacionales, la OMS impugna una fuente masiva de proteínas al mismo tiempo que reconoce que "comer carne tiene beneficios para la salud". Por tanto, suprimirla de la dieta es perjudicial. Entre la moderación y la resignación, vuelve a demostrarse que la desconfianza en la química es la base de la existencia humana alargada gracias a la química.

El alarmismo se hunde por comparación. La OMS atribuye 34 mil muertes anuales por cáncer a "dietas ricas en carne procesada". Los márgenes de error ridiculizan la precisión impostada de una cifra aterradora, hasta que se mide con los 1,6 millones de personas que fallecen cada año por tumores ligadas al alcohol y tabaco. Y aun aquí se yerguen los contraejemplos de Santiago Carrillo y Churchill. Por cada víctima mortal de los hidrocarburos aromáticos policíclicos carnosos, hay cincuenta mártires de la nicotina y el etanol. La probabilidad de morir en accidente de tráfico es cuarenta veces mayor que el azar de sucumbir al exceso de chorizos. La OMS confiesa que son "riesgos pequeños" para el individuo, pero "podrían ser importantes para la salud pública".

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