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Crítica de música

En enigma de santa Teresa

Nada te turbe,/ Nada te espante,/ Todo se pasa,/ Dios no se muda.

La paciencia/ Todo lo alcanza;/ Quien a Dios tiene/ Nada le falta:

Sólo Dios basta.

Santa Teresa murió un 4 de octubre y fue enterrada el día siguiente, o sea, un 15 de octubre. ¿Cómo? Pues eso, que aquel mes del aquel año del Señor de 1582 al 4 le sucedió el 15. ¿Cuál es la respuesta al enigma? Cosas del calendario, o de los calendarios.

Y es que esa noche, la del 4, se pasó del calendario Juliano, utilizado desde tiempos de Julio César, al Gregoriano, promovido por el papa Gregorio XIII, más ajustado a la realidad.

Desde Julio César al siglo XVI se había creado un desfase en la medida de los días, por eso y de golpe se ajustó el tiempo sobre el papel al tiempo terrestre y se eliminaron diez días para el bien del cálculo de las estaciones. De eso hace ya más de cuatrocientos años.

Naturalmente nada tiene que ver el cambio de reloj con la muerte de Santa Teresa, una casualidad más en la vida (y en la muerte) de la gran mística.

No es casualidad, sin duda, que el Ciclo de Música Antigua (hoy los especialistas prefieren referirse a la Interpretación Históricamente Informada) que presenta el Ayuntamiento de Palma haya empezado con un programa en torno a Santa Teresa pues éste es el año del quinto centenario de su nacimiento.

Dardo de amor divino fue el proyecto que ofrecieron de forma muy digna Maria Bel Riera (narradora), Irene Gili (soprano), Xisco Aguiló (violone) y Jaume Compte y Guillermo Femenías (percusiones, vihuela y guitarras). Una hora de buenas composiciones, la mayoría de las cuales fueron escritas en el siglo XVI (con excepciones notables como las aportaciones de músidca gregoriana y la de Alfonso X el Sabio). Las obras de Francisco Guerrero, Tomás L. de Victoria, Juan del Encina? sonaron muy bien en esa iglesia del Terreno que tiene en su segunda capilla del ala izquierda una imagen de la Santa recordada.

Todos los instrumentistas ya habían demostrado lo bien que conocen el repertorio renacentista. Jaume Compte fue la grata revelación pues sus aportaciones a la música habían venido hasta ahora preferentemente a través de la música mediterránea. Interesantes los agudos de Irene Gili que, pese a estar indispuesta, fraseó muy bien sus intervenciones. Curiosa la adapatación del Ave María de Victoria, inicalmente escrita para diversas voces.

Todo el recital, que alternó textos con música, se interpretó con delicadeza y amor. Muy al estilo teresiano: No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor.

Un pero: la actriz/recitadora debería haber utilizado sonorización. Desde los últimos bancos apenas se le oía y más difícil era entenderla.

Dardo de amor divino

Esglèsia de Ntra. Sra. de la Salut. (Palma)

Obras de la época de Santa teresa

17-10-15

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