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En contra

Luis de Lecea: "En Stanford rindes al máximo por la inteligencia que te rodea"

Luis de Lecea (Barcelona, 1965) es un cerebro fugado. Doctor en biología molecular por la Universitat de Barcelona, el descubridor de las hormonas...

Luis de Lecea, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Stanford.

-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: “¿Puede prescindir España de un cerebro como el suyo?”

-Claro, no me siento tan importante. Habría vuelto en un momento dado, ahora ya no. Las condiciones de que disfruto en Estados Unidos no existen en España, donde hace mucho que no se apoya la ciencia.

-Investiga usted los estados de vigilancia, tanto tiempo perdido durmiendo.

-No, porque durante el sueño recuperamos el cuerpo y el cerebro. Procesamos información y nos preparamos para el día siguiente. Efectuamos un rebobinado. Recapitulamos lo ocurrido y lo sometemos a filtros. Los delfines mantienen despierto medio cerebro.

-Los beneficios del sueño no explican el sueño.

-No sabemos por qué dormimos, pero la baja calidad del sueño tiene una relación directa con hipertensión, irritabilidad o cáncer. Acabamos de publicar en Nature Communications que en las células madre también disminuye la capacidad para regenerarse. En un trasplante de médula ósea, habrá menos posibilidades de éxito si el paciente no ha dormido bien.

-Tal vez la respuesta no esté en la química.

-¿Por qué no? Conoceremos el funcionamiento del cerebro cuando podamos predecir a nivel molecular cómo evoluciona en un estado concreto.

-Usted habla de “sistema operativo”, Penrose niega que el cerebro sea un ordenador.

-Es un ordenador biológico, que no puedo imitar en un ordenador convencional. Nos gustaría que los ordenadores fueran como el cerebro, pero no es así.

-A veces lo superan.

-Se demostrará que los coches conducen mejor que nosotros, pero el cerebro es plástico y versátil. Lo que hace, lo hace muy bien.

-¿Qué significa despertarse?

-Poner al cerebro en un estado en el que puede procesar información sensorial. Es automático, innato.

-¿Dalí sabía más de sueños que usted?

-Sin duda alguna. Los sueños son parte del sueño, y ahora sabemos menos sobre las ensoñaciones de lo que creíamos saber.

-¿Cuándo le mencionan a Freud echa mano de su pistola?

-No, es un individuo absolutamente esencial para entender la historia de la psiquiatría y la evolución del pensamiento alrededor del sueño. Ni nos metemos con Freud ni estudiamos a Freud, estamos en otra época.

-¿No es preferible enviar a los futuros médicos mallorquines a Stanford?

-No es incompatible. Que estudien en la facultad de Medicina de Balears, y después hay que llevarlos a Stanford para que vuelvan. Desconozco los detalles para dar un sí categórico, pero toda inversión en biomedicina tiene retornos muy superiores. En el proyecto Genoma, de uno a ocho a uno a quince. Crearía riqueza.

-Los enemigos de una facultad de Medicina eran los médicos ya instalados con miedo a la competencia.

-Lo peligroso en Medicina es no tener competencia. Son colegas, fuentes de información y no de conflicto. En Stanford rindes al máximo por tener tanta inteligencia alrededor. Se potencian tus capacidades.

-Preferiría llamar presidente a Obama que a Rajoy.

-Soy ciudadano americano, y voté a Obama las dos veces. Podría votar en España, pero no lo hago.

-Cataluña también le necesita.

-Llaman de vez en cuando. Si se lo tomaran en serio, pondrían los medios. No se lo toman en serio.

-¿Asistimos al despertar de Cataluña?

-Lo pones difícil. Yo diría que no. Se malinterpreta la frustración política con un despertar.

-¿Soñamos en colores?

-Sí, y con voces en idiomas diferenciados.

-¿Las personas sin imaginación también sueñan?

-Todo el mundo tiene algo de imaginación, y somos más libres de crear situaciones fantásticas al escapar a la realidad.

-Pero no se puede escapar a la realidad.

-Nos preguntamos si el teléfono sigue sobre la mesa cuando cerramos los ojos, pero en nuestro cerebro deja de existir al cerrarlos.

-¿Qué le dice a quienes duermen cinco horas al día?

-Enhorabuena, la duración del sueño obedece a componentes genéticos considerables. La mayoría no rendimos con solo cinco horas. Yo duermo ocho o lo noto.

-¿Bebe café?

-A veces. Funciona para mantener la vigilia, pero no lo puedo recomendar. No es bueno para el sueño, ni tampoco ver la televisión por las noches o utilizar la cama para lo que no sea el sexo y dormir.

-¿La muerte es el ‘gran sueño’ de Raymond Chandler?

-Es una bonita forma poética de ponerlo. Es difícil decorar la muerte, pero el sueño es placentero. Se le asemeja, como una forma dulce de acabar la existencia.

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