"Si no ofrecemos a los jóvenes música y literatura cometemos un suicidio cultural", señaló ayer en Formentor uno de los barítonos contemporáneos más reconocidos del momento por su carisma escénico y su calidad vocal, Thomas Hampson (Estados Unidos, 1955).

"El encuentro en la poesía y la música es lo más importante que podemos ofrecerles", subrayó este "apasionado" del canto, convencido de que "nada se relaciona con la cultura más específicamente que la palabra escrita y la música".

La presencia de Hampson en la isla, la primera en su carrera, se enmarca en la tercera edición del Formentor Sunset Classics, ciclo que este año también programó al pianista chino Lang Lang y en anteriores entregas a a Daniel Barenboim, Zubin Mehta o la diva Kiri Te Kanawa. En el concierto, que tendrá lugar hoy en el hotel Formentor a las 19,15 horas, el barítono actuará acompañado de sa Simfònica, bajo la dirección de Felipe Aguirre, para abordar un programa con dos partes diferenciadas: la primera centrada en piezas de ópera clásica de Mozart, Verdi y Jules Massenet; y la segunda con canciones de operetas de Franz Léhar y temas de musicales de Leonard Bernstein y Cole Porter.

"Elegir un programa cuando se tiene un repertorio tan amplio es a menudo harto difícil", confesó el artista de Elkhart (Indiana), quien ha apostado por una selección musical con la que "llegar directamente al público" a través de las "historias" que cuentan los personajes que encarnará en cada una de las diez canciones, que funcionan como "un retrato de los personajes".

"Me resulta divertido" combinar en una misma gala extractos de óperas del XVIII con clásicos de Porter de principios del siglo XX. "Tiene su dificultad pero son compatibles", agregó. "Entre las operetas y las canciones más de comedia hay una diferencia en su expresión musical. En la comedia -explicó- la compenetración entre la música y la letra de la canción es muy cercana y trata temas más mundanos mientras que en la opereta la relación es más profunda con temas que van más alla de nuestra vida cotidiana. Son compatibles pero son distintas en esencia", subrayó.

El cantante explicó la ausencia de música española en el que será su único recital en este país en 2015: "Canto mucho en España y me encanta venir. Hablo italiano, francés, alemán -muy bien- e inglés, pero no el español. No canto en español, y lo digo con tristeza porque el repertorio de la canción española es muy extenso y maravilloso".

Un repertorio que conoce bien, a través de los jóvenes que trabajan en la Fundación Hampsong, creada por él mismo en 2003 y que emplea el arte de la canción para promover el diálogo y el entendimiento intercultural.

Habitual en las principales óperas de Estados Unidos y Europa y con más de 150 discos grabados, Hampson, con 60 años y un Grammy en su haber, aseguró que se siente "en un punto de madurez absoluta".

"Tengo experiencia, el saber y al mismo tiempo la energía y el atrevimiento para hacer cosas nuevas. Disfruto mucho de ello y la verdad es que no veo límites en mis posibilidades", se sinceró un cantante que ha sido incluido recientemente en la Academia Americana de las Artes y Ciencias.

Uno de sus próximos retos lo acometerá en marzo de 2016, cuando viaje por primera vez a China para su debut con la Orquesta Filarmónica de China con Zhang Guoyong y la Orquesta Sinfónica de Shanghai y Long Yu. Su agenda también incluye conciertos en Alemania, Polonia, Países Bajos, Austria y Nueva York, donde cantará Das Led von der Erde (La canción de la tierra) con la Filarmónica de esta ciudad y Alan Gilbert. El barítono también llevará sus conocidos recitales lieder al Wigmore Hall en Londres, Konzerthaus en Viena, Laeiszhalle en Hamburgo, Festival Heidelberger Frühling y Festival Schubertiade.

Elogios a Plácido Domingo

Hampson también tuvo palabras de elogio para Plácido Domingo, "uno de los cantantes más importantes del siglo XX", un artista "sin parangón" que ha establecido "estándares a nivel de actuación tanto por su cantidad como por su calidad" que "inspiran a los cantantes de la actualidad y seguirá haciéndolo a generaciones futuras".

"Le admiro profundamente aunque a veces desearía que no cantara mi repertorio", bromeó Hampson, "amigo y colega" de una persona "excepcional" y con un "gran sentido del humor", Domingo, que "abre caminos, como una estrella fugaz que deja una estela tras de sí y que nosotros vamos siguiendo. Debería fomar parte del patrimonio de la humanidad".