Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Contraluz

El vestidor

El vestidor

Domingo 27: la extraña pareja

Más extraña que Jack Lemmon y Walter Matthau, o Paco Morán y Joan Pera en versión castiza. Más rara que Ana Rosa y Pablo Iglesias descoletado. Más despareja que Olmos y Robles, esto es, Rubén Cortada y Pepe Viyuela. Más contra natura que Carmen Lomana e Ylenia. Todavía más dispar que Marujita y Dinio. Si me apuran, más que la convivencia en única madriguera, hace 250 millones de años, de un anfibio y un antecesor de los mamíferos. La extraña pareja, aunque pudiera parecer una contradicción, es la que conforman los hermanos Rivera Pantoja. Y me refiero a los dos retoños de la cantante enrejada, no al resto de la prole por parte de padre. Y es raro porque, ustedes recordarán, se han dicho de todo menos bonitos, portada o plató o redes sociales mediante. Ahora hacen bolos juntos y bien avenidos. Él, exconcursante de telerrealidad, empresario de la noche, dj y personaje del corazón; ella, exconcursante de telerrealidad, personaje del corazón y relaciones públicas. La emergente de la mediática familia luce lentillas de colores y un tatuaje en forma de pistola cuyo cañón recuerda, salvando las distancias, los pitones cerca del culo de Belén Esteban. Son cosas de familia. Las exclusivas y los cachés. Y demás.

Lunes 28: vida en Marte

Había quien se reía de esos que quieren viajar a Marte sin billete de vuelta. Y resulta que la NASA ha encontrado agua en el planeta. Ahora que Sarah Brightman se ha rajado, algunas de nuestras famosas nacionales podrían plantearse ocupar su lugar. Todo son ventajas. La ciencia no se pone de acuerdo sobre si allá arriba se envejece más o menos. Pero tan solo si ya se mete una en el simulador, la cara se le estira que es un primor. Y siempre nos quedarán los agujeros de gusano. La duda es si las prótesis mamarias soportan el trayecto hasta el infinito y más allá en vista de que la silicona no llevó bien el salto del helicóptero al agua en el reality de los supervivientes famosillos. Pero, una vez aclarada la falsedad de la leyenda urbana sobre Ana Obregón y el avión -como la de la mermelada y Ricky Martin- no parece que haya problema. De talla.

Martes 29: jurar bandera

El presidente de RTVE ha justificado la invitación a los trabajadores de la casa para jurar bandera. Es una cosa de buena vecindad, como los estadounidenses que en cuanto te ven de mudanza te llevan una american pie cargada de azúcar. Y si tu vecino en Prado del Rey es un cuartel, pues es un cuartel. A ver, en la casa, RTVE, hay de todo. Pero, por ejemplo, Mariló tiene experiencia en protocolo y reverencia en la villa y corte. Y sabe estar. Vale, una vez tuvo un lapsus. Se lo contó ella misma a Alaska y Mario en la MTV. Un día se durmió ahí, en directo, inpertérrita, ante la audiencia. Durante una llamada telefónica. Pero esas cosas les pasan hasta a los mandatarios en las conferencias de Estado. Y fue por trasnochar para ir a un concierto. De las Nancys Rubias, parece. Pero bien pudo ser la Marcha Real.

Miércoles 30: hey

Decíase que lo más afilado que Julio Iglesias, el campeón, había lanzado a su ex era aquello de "Lo mejor de tu vida me lo he llevado yo". Que el dardo más envenenado era el de "Hey, no vayas presumiendo por ahí". Pero había más. El de Miami reaparece y le preguntan por Vargas Llosa. No por su literatura, sobre la que como letrista se le podría pedir pronunciamiento. Le interrogan por lo que todos últimamente. Por el Vargas adosado a la mano de su exseñora -la de Iglesias, entiéndase, no la del Nobel, que esa es harina de otro costal, examiga de la actual, largo y prolijo de contar-. Que si le sorprendió, como al orbe entero, emparejamiento tal, la celebrity y el intelectual. ¿Sorprenderle? ¿A un hombre que no es que sea muy de mundo, sino que ya no lo es de este, parafraseando a otro grande? "¿Sorprenderme? No... Yo vivo en otro mundo ya", afirma para ¡Hola!, algo que todavía comparte con su antigua media naranja, su resto de cordón umbilical si se quiere. A él le parece "fenomenal" -otro rasgo común de toda la familia- porque "va a tener a alguien con quien hablar". ¿Alguien con quien hablar? Y lo dice desde ahí. ¿El corazón?, no, su mejor perfil. Siempre. Hey.

Jueves 1: sor Citroen

No ha visto a la Virgen, como Pitita Ridruejo, pero ha sido peregrina, misionera y buena samaritana. Incluso se pensó lo de tomar los hábitos. Tamara Falcó, la hija de Isabel Preysler y el marqués de Griñón, ha mediado para conseguir un coche a unas monjas. El vehículo en cuestión es de segunda mano, negro, lleva una ´L´ y tiene los cristales traseros tintados pero no está abollado. Tranquilos, no lo conduce ella, sino una sor, apodada ya Citroen. No es su propio automóvil, ese tan mono que Tamara, más buena de corazón que al volante, ha empotrado alguna vez contra determinadas partes del mobiliario urbano de la capital. No es culpa suya, se sacó el carné en la autoescuela exprés de los famosos y tampoco puede una ser perfecta en todo. Excepto mamá.

Viernes 2: campaña

Se puso las gafas de ver. Lo más alarmante fue que se puso las gafas. Ana Rosa Quintana, por una vez, terminó el programa, el programa de AR, Su programa, con misterio, como Iker Jiménez: "Me gustaría decir algo importante". Con enigma, desasosiego, casi terror, como una película de Aménabar: "Se nos ha echado el tiempo encima y nos vamos a ir a negro, pero antes de irnos, me gustaría decir algo que es importante para mí. Mañana se lo cuento". Se dispararon las elucubraciones, los creyentes consultaron a sus dioses, los otros a sus adivinos noctámbulos con pinganillo en la oreja, como Ana Rosa pero a lo basto. Que esperaba trillizos, que dejaba el programa, Su programa, que se presentaba de candidata (nuestra Oprah). Esperanza Gracia no daba abasto, de tanto tormento, tanta inquetud, tanta perturbación. Y no, qué va, se trataba de una iniciativa importante, bonita, justa y solidaria (Oprah otra vez). Ana Rosa jugó con la fortaleza cardíaca de sus espectadores. Y de la clase política española. Por unas horas. Pero el fin justifica los medios. Saben más las reinas de las mañanas por reinas que por mañanas. O campañas.

Compartir el artículo

stats