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Crítica de música

Lisztmotiv

Que Armando Abraham es un lisztmaníaco ya lo sabíamos. El compositor romántico ha guiado sus pasos como concertista y empresario. Tanto en sus recitales, en los que siempre interpreta alguna composición del amigo Franz, como en esa sala Dante de la que es copropietario (Dante, relacionado con Liszt a través de la admiración de éste hacia el poeta), Armando Abraham da muchas muestras de admiración y aprecio hacia su músico.

Era cuestión de tiempo que se aventurara en un proyecto atrevido. Y así ha sido con Lisztmania, una propuesta multidisciplinar en la que la música para piano de Liszt es el leit motiv que guía y conduce hacia experiencias curiosas de danza, estética visual y ciencia.

Así como las aportaciones del Duetto Flow sobre el escenario, con dos jóvenes bailarinas como Verónica Luque y Esther Martí y las imágenes y espacios creados por Vesna Z. Mímica dieron un toque de color al recital, menos interesantes fueron las incursiones neurológicas. O nos centramos en la música o en una conferencia. Las dos cosas juntas no casan demasiado bien.

Abraham, así como entiende e interpreta a Liszt no necesita nada más. Por si solo ya es un valor. Su Liszt suena muy bien, matizado, preciso, enérgico cuando debe y lírico cuando toca serlo. Armando llena el escenario con el piano. Solo, a pelo, sin condimentos.

Hay que decir que la iluminación de José Cabrera fue del todo correcta y que las ideas de la compositora Silvia de Miguel dieron un toque futurista al espectáculo.

Lisztmania

Armando Abraham, piano. Duetto Flow, danza. Obras de Liszt y Silvia San Miguel. Sala Dante de Palma.

25-09-15.

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