"Ha sido un susto tremendo", fue la frase más repetida tras la tormenta que azotó Mallorca el pasado viernes 4 de septiembre y que dejó un reguero de incidentes, desbordando a los servicios de emergencias. Calles y carreteras se convirtieron en ríos, sótanos y garajes quedaron inundados, muros y árboles se vinieron abajo y el tráfico quedó colapsado, causando la alarma de todos los ciudadanos.

"Esto es consecuencia del cambio climático", afirmaba un lector sobre la lluvia récord que solo en Palma dejó más de 124 litros por metro cuadrado, uno de los mayores registros en un mes de septiembre.

"Increíble que el Marítimo estando situado al lado del mar no tenga sistemas de drenado. Con lo sencillo que sería. Mucho césped y mucha pastera, pero luego nos anegamos. Una vergüenza", se quejaban los lectores por las inundaciones que afectaron a esta zona como a muchas otras de Palma. Calvià fue otro de los municipios más perjudicados y los Bomberos trabajaron a destajo para achicar agua en bajos, sótanos y garajes en los que llegaron a acumularse hasta tres metros de agua. "Un aplauso para nuestros bomberos", les felicitaba un lector por el gran trabajo que realizaron al atender los cientos de incidentes en toda la isla.

"En el aeropuerto se montó un caos de tres pares de narices. Estuvo cerrado durante una hora y no aterrizó ni despegó ningún avión en todo ese tiempo... La puerta de embarque interislas se inundó, no se pudo facturar durante cosa de hora y media porque el patio de maletas estaba lleno de agua. Enhorabuena para los trabajadores de Son Sant Joan que hicieron todo lo que pudieron y lo mejor posible", señalaba otro internauta.

Las empresas de grúas y los talleres mecánicos también sufrieron una avalancha de trabajo en las horas que siguieron a la tormenta por la cantidad de coches dañados por el agua. "La próxima vez en vez de un auto me compro una lancha", se lo tomaba alguien con humor.