El grupo catalán, que combina pop, new wave, electrónica e indie rock, actuará el próximo día 12 en Son Fusteret, en el marco de la segunda edición del Solar Fest.
-Dorian cumple diez años. ¿Han llegado al lugar que querían alcanzar?
-Nunca nos hemos planteado nada ni como grupo ni a nivel personal a más de dos años vista. Hacer planes a largo plazo es la mayor manera de que la vida te decepcione. Nos propusimos ir trabajando pasito a pasito, ir cumpliendo nuestros objetivos artísticos a medida que fuéramos aprendiendo. En Dorian [contesta la entrevista el líder de la banda, Marc Gili] siempre ha habido dos metas: hacer la música que quisiéramos sin atender a las leyes del mercado o a las modas. Pienso que hemos seguido este axioma hasta el final y que nos hemos ganado la vida con esto. La segunda meta es explorar nuevas posibilidades y territorios en cada disco.
-En esta década incluso han compuesto un himno generacional accidental, A cualquier otra parte. ¿Qué importancia le daban a esta canción en el momento de la composición?
-Podemos sentirnos muy felices con el hecho de que varias de nuestras canciones y sonido hayan calado en mucha gente y que hayamos contribuido a que la escena independiente se haya hecho más fuerte. Sobre esta canción, he de decir que para mí era inimaginable el éxito que ha tenido. Es un tema que está muy conectado con un momento personal mío, nació de un desasosiego, de una encrucijada personal en la que me encontraba. La banda también tenía un poco la sensación de que no acababa de encajar en el mundo tal y como estaba en ese momento. Todo eso fue un caldo de cultivo para una canción que compuse con la guitarra y que ya sabía que iba a tener algo especial. El tema es una invitación a la rebeldía, de hecho todas nuestras canciones lo son, un tema que invita a buscar tu propio camino en cualquier otra parte. La gente empezó a pasársela por MySpace y tuvimos millones de visitas en poco tiempo. Ahora ya es un tema intergeneracional, una canción que aguanta perfectamente el paso del tiempo.
-¿Concebís un concierto sin cantarla?
-Sí. El día que ya no sintamos cariño por ella, dejaremos de hacerlo. En el momento que no la disfrutemos, se acabó. Dorian en directo siempre aplica la misma filosofía: tocamos igual ya sea en una sala pequeña como en un escenario grande. Con los años, te vas buscando estímulos diversos para salir a cantar con la misma fuerza. En estos momentos, por ejemplo, hemos redescubierto nuestro propio repertorio.
-Es lo que han hecho en el recopilatorio Diez años y un día.
-Es un viaje maravilloso por nuestras canciones en formato unplugged. En directo tocamos toda la banda con un terceto de cuerda. Aquí en Palma vendremos con un formato híbrido. Más que recopilatorio, este disco es un acústico donde hemos reinventado los temas más representativos. Han sido diez meses de trabajo en diferentes estudios. También hay algunas canciones inéditas.
-¿De dónde han sacado ideas para estas autoversiones?
-De muchos artistas. Por ejemplo, de los discos en solitario de Nico, que en los setenta hizo auténticas joyas de pop con cuerdas. O del maestro del tempo medio, Serge Gainsbourg. También hemos escuchado los unplugged de Björk o de Lykke Li, que nos han motivado a probar instrumentos diferentes. Sin duda, el Out of Time de Rem también nos ha influenciado o los Violent Femmes.
-Santi Balmes de Love of Lesbian canta Los amigos que perdí. ¿Un guiño a unos compañeros de escena?
-A Santi lo conocemos de hace más de 12 años. Como ellos, surgimos entre finales de los 90 y principios de los 2000. Ambos hemos ido conquistando público poco a poco, con apenas apoyo, picando mucha piedra. Por el tipo de fraseo y aire de esa canción, sabía que Santi iba a sentirse muy cómodo cantándola.
-Diez años después, ¿cómo ve la actual escena alternativa?
-Tenemos una escena que se ha profesionalizado mucho, a pesar de que no todo el mundo pueda ganarse la vida con esto. Pero es cierto que tenemos muchos festivales y buenas salas de conciertos en todo el país. A finales de los 90, empezaron algunos festivales, el Sónar o el Primavera Sound, por ejemplo, pero había poco más. Ahora hay un montón que han permitido que muchas bandas puedan darse a conocer. Al haber un circuito, muchos grupos han podido producir sus directos en poco tiempo y cada vez hay un público más amplio. La explosión de la escena independiente es fruto del trabajo de mucha gente: sellos, bandas, periodistas, mánagers, etc.
-Pero se venden pocos discos y en realidad se ganan la vida únicamente con la música muy pocas bandas.
-Sí, aún son pocas. Aunque es más factible ahora que hace diez o quince años. El aumento de las posibilidades de tocar en directo es proporcional a la caída de ventas de discos. En España es aún más difícil ganarse la vida con esto porque tiene menos industria. Yo sigo comprando discos, vinilos. La gente debería hacer un poco de activismo en las tiendas de discos y apoyar de vez en cuando a las bandas que le gustan y a los sellos que apuestan por talento nuevo. ¡Que no se lo coma todo Amazon!
-Dorian es la prueba de que el mensaje no está reñido con la pista de baile. ¿Le hacen la competencia a los cantautores?
-Somos una banda a la que le preocupa el mundo en que vivimos y las cosas que pasan que no nos gustan acaban reflejadas en nuestras letras. El disco El futuro no es de nadie estaba orientado a la pista de baile y hablaba de política. En este sentido, sí hemos generado algo distinto que no existía.
-En el tema Ara hablan del divorcio que hay entre la clase política y la ciudadanía. Ahora han surgido partidos nuevos que han conciliado a ambas partes.
-En los últimos dos años, ha habido un auténtico tsunami político en España. El mapa político es mucho más sano ahora. Pero uno se hace una pregunta: "¿realmente se están poniendo las pilas los partidos para cambiar las cosas o únicamente se están llevando a cabo operaciones cosméticas del tipo "me quito el coche oficial"?" Si finalmente no se cambian las reglas del sistema financiero, se persiguen y aniquilan los paraísos fiscales y se hace lo posible por que los ciudadanos puedan ejercer control sobre los presupuestos generales del estado, la sensación de decepción va a ser enorme.
