Quién no ha soñado alguna vez con poder vivir , aunque sea por un día, el ambiente que se respira en la película Fame. El destino, el esfuerzo, el talento y la suerte han querido que una niña de 12 años, Laura Vaquero, haya experimentado esa sensación durante cinco clases en la Broadway Dance Center y una particular con Shirlene Quingley, bailarina de Beyoncé. Todo empezó con una visita de la profesional a la academia a la que va Laura, Angela Bruno Dance Factory.
La danzarina impartió un taller y reclutó al mejor talento para que tuviera la oportunidad de ir a la ciudad de los rascacielos. Quingley vio algo especial en Laura y decidió que viviera una experiencia que no olvidará jamás. La mallorquina quedó fascinada con los profesores y el edificio que tiene tres o cuatro plantas y siete salas.
La cría confesó que "daban mucha caña", pero se lleva grandes cosas, como a Shirlene "que es una persona maravillosa" o las clases y la prácticas. Además, la bailarina le regaló una lección particular a la chiquilla, pero como las coreografías que ella realiza son "para mayores modificaba las posturas que veía que eran poco adecuadas para mí", recuerda Laura.
La alumna de Angela Bruno viajó junto a su madre y dos amigas de esta y visitaron la zona en los ratos libres. Asimismo, acudieron a un pase del Rey León y fueron a la exhibición de baile New York City Dance Panorama.
Todo aquel que ve a la joven en acción piensa que lleva toda la vida formándose, pero tan solo suma 10 meses. "Me siento libre bailando y desde pequeña me gusta mucho el bailoteo". Un día iba por la calle y vio el anuncio de la escuela de Bruno y decidió que era el momento de apuntarse. Hasta ahora, acudía tres días por semana a realizar moderno y contemporáneo pero este curso irá más veces para hacer ballet y hip hop.
No hace mucho que está en la academia, pero en abril participó en la Dance World Cup Spain en Sitges y logró la medalla de plata con Matilda. De igual manera, se deleitó con los workshops (talleres) que había en el certamen. "Fue la primera vez que acudía a un concurso y fue increíble", manifiesta.
Amor al arte
Laura lleva el arte por las venas. "Tenía tres años y ya bailaba y cantaba". No solo danza también entona melodías, de hecho cuando entró en el centro lo hizo para entregarse al baile musical. Por ello, realiza clases de canto y gracias a ello encarnó en 2014 a Eponine en Los Miserables. "Fue una experiencia inolvidable, los actores, los amigos...", recuerda con una sonrisa.
Hace unos meses participó en el talent show de IB3 Petits. Para ella lo mejor fue el hecho de poder pisar un escenario y cantar aunque confiesa que las cámaras y las tablas "imponen un poco".
