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Catálisis

Lina Morgan, payasa a mucha honra

Lina Morgan, payasa a mucha honra

Los jueces siguen condenando ´payaso´ como una vejación, cuando es un arte superior por oposición a cualquier magistratura. La latina Morgan ejerció la más infantil de la profesiones adultas, como una Harpo Marx con voz de trompetería de No-Do tardofranquista. No se construye un teatro solo con ella, pero tampoco se entiende sin ella. Llenaba el escenario y la taquilla, disociada en ´showwoman´ y empresaria que pasaba revista. Tonta del bote a mucha honra y provecho, el chiste fácil es endiablado de contar porque ya lo saben aquél. Nada versátil, llevaba puesto el personaje que sus adictos reencontraban cada temporada. No se pudo permitir la ligereza de envejecer ni en el peinado. Por eso murió con aquellos ojos muy abiertos, según ordenó Yourcenar por medio de Adriano. Siempre en sí misma, Lina Morgan domesticaba al público, un ser enigmático y carnívoro.

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