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Entrevista

Martí Guixé: "Con el diseño se puede transmitir conocimiento"

"La mejor cualidad de Camper es que es una marca local y global al mismo tiempo"

En los últimos tiempos, trabaja bastante para Estrella Damm y continúa colaborando con Camper. Sus proyectos futuros se ubicarán en la isla de Cerdeña, en Holanda e incluso encontrarán cobijo en forma de exposición en el Victoria and Albert Museum. Para él lo importante son las ideas, los conceptos. A pesar de ser un impulsor del food design, confiesa que no sabe cocinar.

-Milita en el food design. ¿España ha encontrado un filón en el que destacar?

-Primero de todo, lo que yo hago con la comida no tiene nada que ver con la gastronomía, que es quizá en lo que España destaca. En los años 70, el arquitecto era la figura que despuntaba. En los 80, el diseñador. En los 90, fue el dj. Y en los 2000, los cocineros. Son las nuevas estrellas mediáticas. Según mi teoría, el hecho de que todo se dirija hacia la virtualidad conduce a que la comida se quede como la única cosa real que nos define. Por eso hay una sobrevaloración de la comida y de la experiencia de comer en estos momentos.

-¿Colabora con chefs?

-Sí. Estoy colaborando de manera permanente con un cocinero finlandés, Antto Melasniemi.

-¿Por qué se decantó por el food design?

-Porque me interesaba mucho la idea de la comida como objeto. Si tengo la percepción de la comida como objeto, la puedo diseñar como si hiciera una silla. A partir de aquí surge toda una nueva área que serían los objetos comestibles. No es un proceso de cocina, sino que tiene que ver con el proceso del diseño semiindustrial o semimanual. Se aleja de la cocina clásica y desde mi punto de vista niega todo el ritual tradicional: comer en una mesa con los cubiertos y los platos. Son objetos que ya están preparados argonómicamente para ser comidos sin todos esos instrumentos.

-En las piezas que diseña juega un papel muy importante el humor. ¿Se considera divertido?

-Pienso que los objetos han de ser optimistas. Procuro que haya un punto simpático en ellos.

-¿Qué aportó a la exposición Tapas. Spanish Design for Food de Acción Cultural Española?

-Unas galletas técnicas que te ayudan a probar alcoholes, destilados. Son unas galletas que tienen una forma que en lugar de beberte un whisky te lo comes. Mejoran la degustación del destilado. Lo primero que haces es tirar el destilado encima; entonces, se evapora un poco el alcohol. Gracias a la composición de la galleta, se evidencian más los sabores del licor.

-También ha diseñado para Camper. ¿Cómo ve la marca?

-Empecé diseñando para ellos en el 98. Me encontré con la expansión de la empresa. La marca me parece muy interesante. La cualidad más grande que posee es que es una marca local y global al mismo tiempo. Muchas de las tiendas que diseñé intentaban promover el carácter mallorquín de la firma. En Londres, hicimos una tienda con someres mallorquinas; en San Francisco había verduras de las islas, y en Nueva York había una foto de una pared seca de piedra. Las tiendas buscaban ese punto de estar en el mundo pero sin abandonar su esencia local.

-Cuestiona la sociedad a través del diseño. ¿El diseño es su lenguaje?

-Sí. Trabajo con el diseño no sólo creando objetos útiles sino que a veces los objetos me sirven para transmitir percepciones de la realidad. Hay objetos que son diseñados no con el objetivo de vender mucho sino con la misión de que cuando la gente los vea entienda que algo puede ser y se puede hacer de manera diferente. Es decir, el diseño como transmisión de conocimiento.

-Es entonces cuando la pieza diseñada entra en el museo.

-Exactamente. Tengo algunas piezas de las que se ha hecho el prototipo y están muy publicadas, pero no se han vendido porque la función no era esa.

-¿Cuál es la parte que más le interesa: vender o transmitir?

-Quizá la parte utilitaria se ha hecho menos necesaria o tiene menos valor hoy día. A principios de los 2000 se hacía un diseño mucho más emocional porque todo ya funcionaba. El proceso de cosas que no funcionaban ya se había agotado. Y se empezó a trabajar un proceso más emocional de los objetos.

-¿Con las nuevas tecnologías se avecinan cambios para los diseñadores?

-Sí. Viene un cambio bastante grande. Todo proceso industrial está cambiando. Quizá el mundo real pierda importancia frente al virtual. El objeto no es tan fetiche. Y después hay un camino con las máquinas de impresión 3D. De momento, estamos al principio. Este momento de cambio afecta a todas las áreas: sociales, políticas y económicas.

-¿Apple ha sido el gran diseño del siglo XX que ha permanecido en el XXI?

-No conozco muy bien el tema de Apple. Es un producto muy bien hecho. Tienen un diseño que es un diseño tributo a lo que hacía Braun en los años 70. En este sentido, van a algo muy seguro y no inventan nada nuevo. Pero eso sí: lo que hacen lo hacen bien.

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