Enhorabuena, por tercera edición consecutiva, a Josep Ramon Cerdà y al resto del equipo que hace posible este Jardí desolat. Un ciclo que el sábado por la noche desafió con éxito a la lluvia incipiente y que, como el mismo Cerdà recordaba, nació con la idea de llenar el vacío escénico de Palma en verano, a la espera de que en lo sucesivo (esperemos que así sea) mejoren las circunstancias.
A diferencia de El botxí, que abrió esta edición y que se inspira en una película justamente reconocida (El verdugo), este Mag de la platja rememora el rodaje de El mago (1968), una producción con un cuarteto de estrellas (Anthony Quinn, Michael Caine, Candice Bergen y Anna Karina) y que dio nombre a una playa, pero que ni se estrenó en España, ni casi nadie ha visto. Cerdà y Mendiola, cinéfilos y buenos conocedores del medio dramático, han elaborado un cóctel muy de los sesenta (estética, pensamiento, música) que alterna escenas del guión original (desconcertante) con lo que bien pudieron ser situaciones cotidianas de aquellos intérpretes en este rincón del Mediterráneo; más fragmentos de entrevistas, un puñado de guiños cinematográficos, reflexiones sobre el cine y alusiones a Mallorca y a la sociedad, la política y la cultura del momento.
Una pieza densa, que consigue trasladarnos del nocturno patio de La Misericòrdia a la luminosidad de una playa de Calvià y que constituye un sugerente homenaje al cine, y en particular a Mallorca como plató cinematográfico. Buena parte del mérito corresponde a los cuatro intérpretes: Xavier Núñez, Aina Garcia-Paredes, Xim Vidal y Maria Rosselló.
