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Entrevista

La Bien Querida: "Escribir de amor es lo que se me da mejor"

Ana Fernández-Villanueva y David Rodríguez, el tándem de La Bien Querida, han apostado fuerte por canciones de difícil réplica en Premeditación, Nocturnidad y Alevosía (Elefant). Los motivos: afianzar su mutación a la electrónica y convencer de que la canción clásica española -arrebatadora y folclórica- no se agota. Actúan esta noche en el Mélonfest, a celebrar en Es Molí Nou de Vilafranca de Bonany. Vertebran el resto del cartel Les Sueques, Pau Roca, Disco Las Palmeras!, System of Survival, Maadraassoo, o los Maraca Djs, entre otros.

-Premeditación, Nocturnidad y Alevosía es un título rotundo. ¿Es una declaración de intenciones?

-Sí, del proyecto que defendemos. Había que buscar un título que lo abarcara todo y esta secuencia es muy bestia y rotunda. Por otra parte, son tres conceptos que estructuran el disco. Premeditación es la presentación, Nocturnidad el nudo y Alevosía el desenlace. Asimismo, hay tres canciones principales -Poderes extraños, Ojalá estuvieras muerto y Muero de amor- que resumen el viaje de emociones.

-¿Por qué tres conceptos y tres EPs?

-Para hacer algo diferente. La idea original también era alargar un poco en el tiempo el disco. Ahora sacas un álbum y a la semana siguiente ya se ha olvidado. Lo pensamos muy bien todo y lanzamos los tres vinilos cada uno con un nombre y también la película.

-¿Ha tenido que amoldar mucho el contenido de sus canciones emocionales a la rotundidad electrónica del álbum

-Nos hemos amoldado. Sigo componiendo las canciones con la guitarra. Al final te das cuenta de que las canciones se pueden amoldar de mil formas. Aunque es posible que en esta ocasión sí pensara en que el disco iba a ser electrónico. Y que en alguna canción sí supiera hacia dónde iba a ir. En La Bien Querida lo principal son las canciones y luego los arreglos.

-Además del estilo de la canción española, ¿qué o quién le ha inspirado para escribir las letras?

-En este disco, nada en concreto. Siempre voy anotando cosas y luego me siento a desarrollarlas.

-¿Ha intentado escribir de algo que no sea amor?

-Sí, claro. Pero es lo que mejor se me da. No tengo gracia para otros temas a pesar de que me produzcan adrenalina.

-¿Ha pensado en invitar a cantar a alguno de los grandes de la canción española?

-Sí. Hay una canción del disco, Disimulando, que pensábamos que le pegaba mucho a Raphael. Pero al final nada.

-Luego está el golpe de efecto de Muero de amor.

-Sí, pero tiene un aire pop. Es una especie de canción folclórica indie. Un tema en el que me hubiera gustado mucho hacer un dueto con otro cantante. La hubiera cantado con un chico.

-La iconografía del cubo, la geometría sobre un paisaje. ¿Quién elige sus portadas?

-Las tres portadas las hice yo. Soy pintora autodidacta. Las tres juntas forman un cuadro grande. Después el cineasta Juan Carrillo hizo lo que quiso con los vídeos. Hubo libertad absoluta. Creo que han quedado muy bien.

-Detrás de La Bien Querida hay dos personas. ¿Cómo encaja ese tándem?

-Muy bien. Yo compongo las canciones y David se ocupa de los arreglos. Me gusta mucho lo que hace. Él es más arriesgado y loco que yo en cuanto al sonido. A veces le freno un poco porque quiero gustar. Me encanta probar cosas distintas y diferentes, pero quiero llegar a la gente. Si eres demasiado loco, la gente ni se molesta en escucharte.

-¿Dónde graban?

-Estos discos electrónicos [el anterior, Ceremonia, y el último] los grabamos en casa. Luego Sergio Pérez se ocupa de la mezcla y el mastering corre a cargo de Ives, un chico francés. Ahora es lo que hace todo el mundo: grabar en casa. Hay poco dinero en la industria. A nosotros nos pagan el mastering y la mezcla, pero muchos grupos también se lo pagan ellos. Ahora hay que tocar mucho por muy poco y has de trabajar el doble por menos dinero. Desde que empecé a esta parte, hay que currárselo mucho. Pero como todo el mundo.

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