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Crítica de cine

Mi destino freudiano

"Era un drogadicto y está muerto. Fin de la historia". Piropo de un productor musical al morir Kurt Cobain. Tras el fallecimiento de Amy Winehouse algunos, ¿muchos?, (yo) pensamos algo parecido. Error craso del pensamiento rápido. El cineasta Asif Kapadia (Senna) hace lo contrario, disecciona con paciencia, responsabilidad y meticulosidad la vida de la cantante y las circunstancias que provocaron su ausencia prematura. El título de esta reseña es un verso de un tema primerizo de la difunta y una pista de su compleja psique. Kapadia bucea en ella con gran mérito. Primer acierto, encerrar su propio ego bajo llave. Fuera narrador, todo fuentes primarias. Videos y testimonios (en off) proporcionados por las personas más próximas, entrevistas a medios de comunicación y fragmentos de conciertos. La labor de recopilación, criba y estructuración es invisible y clave. Segundo mérito del realizador, esquivar hipótesis apresuradas o maniqueas. Deja claro que los amigos con un poco de sentido común (el primer productor o las amigas de toda la vida) fueron desterrados por los oportunistas habituales (el padre, el marido yonqui, el último productor, los paparazzi); pero no se ceba con estos últimos. Tampoco con los fantasmas interiores de la chica, sus adicciones, la bulimia, su predilección por chicos malos o su incapacidad de constatar que el show business es una trituradora. La película no propone ninguna conclusión aunque la pone en bandeja: muchos ingredientes en cantidades no excesivas acabaron formando un cóctel indigerible, una bomba de relojería. Tampoco se minimiza, tercer mérito, el apabullante talento musical de la finada. Alma vieja, cita de un cantante de blues, sobre cuerpo demasiado joven.

Amy

Reino Unido, 128 min.

****½

Director: Asif Kapadia

Actores: (documental)

Cines: CineCiutat

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