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Entrevista

Guillem March: "La sociedad civil está necesitada de un superhéroe que se dedique a hacer política"

Guillem March (Palma, 1979), en el Parc Bit, donde trabaja hasta en verano.

Es reflexivo y tiene una mente racional que enlaza con su faceta de casi licenciado en Economía. Se desenvuelve bien en petit comité y tiene sentido del humor. Comparte estudio en el Parc Bit con Paco Díaz, dibujante de Marvel, y con Verbigrafia, de Juan Roig. Borda los dibujos de mujeres, de base manga y un trazo cada vez más realista.

-Pasea un apellido ilustre. ¿Por qué se hizo comiquero y no banquero?

-Estuve cerca de hacerme banquero. No he acabado la carrera, pero estudié Económicas e hice las prácticas en una gestoría que era de Sa Nostra. Mientras las hacía, empezaba a trabajar para DC y tuve que tomar una decisión. Lo normal era que lo del cómic no hubiera funcionado y que hubiera acabado en un trabajo relacionado con las finanzas. En cuanto a lo del apellido ilustre, a mí me ha tocado la parte poco ilustre o humilde de la familia. Es decir, la no descendiente del contrabandista (risas). Pero pon lo de "risas". Si lo escribes, podré decir burradas.

-¿Los autores de cómic serio les miran por encima del hombro?

-¿Qué es cómic serio? Paco [Díaz, su compañero en el estudio y dibujante de Marvel] y yo hacemos cómic, pero no diría que los superhéroes son cómic poco serio, en cambio sí es de entretenimiento. Es un trabajo que has de enfocar como si se tratara de una labor poco personal y por encargo. Por otra parte, es bastante complejo porque tiene unos plazos y exige tener buen nivel. De todos modos, mirarme por encima del hombro a mí es complicado. Mido 1.80. Aquí en Mallorca los dibujantes nos llevamos todos muy bien. No he notado que los Premios Nacionales me miren por encima del hombro.

-¿Con superhéroes hacen falta jueces?

-Hay un superhéroe, Dredd, que es policía y juez al tiempo. El personaje ejecuta la sentencia en el momento que atrapa al malhechor. Es una situación que suena un poco fascista. Pero es que hay superhéroes que tienen un punto autoritario. Hace años los superhéroes eran más infantiles y últimamente la manera de convertirlos en adultos ha sido darles una vuelta entre violenta y oscura. Son más vehementes. [De fondo, se escucha la voz de Paco Díaz: "Guillem, todas las preguntas tienen trampa, son de actualidad (risas)", advierte]. Respecto a los jueces, he de decir que al menos los superhéroes son independientes.

-¿En qué se parece España a Gotham?

-Muchas sagas de Batman tratan sobre políticos corruptos y mafiosos. Aquí no nos faltan. La diferencia es que España es más soleada.

-¿El dibujo es una nación?

-La viñeta es una nación y el cómic es un Estado. En el colegio, tenía un profesor que nos machacó mucho la diferencia entre país, estado y nación. La idea que tengo ahora me viene de ese momento. Para mí, estado y nación no tienen nada que ver. Porque al final las fronteras, por lo menos las actuales, las dictan las guerras. Me identifico más con el concepto de nación que de estado. El estado me parece una palabra hostil. Lo vinculo a Hacienda, a regulación. Y nación es un sentimiento más cultural y de identidad. No tan impuesto. De todos modos, me considero más de cómic que de dibujo. De pequeño siempre hacía cómics. Nunca cuadros ni ilustración.

-¿La vida pinta más para un cómic que nunca?

-Es un momento pivotal, en el que cambian cosas. Estamos demasiado metidos en medio para darnos cuenta. En veinte años habrá un tema que se enseñará en las facultades, "Historia de la economía española. La crisis de 2009 al 2015". Y básicamente todo consistirá en enumerar lo que se hizo mal en los años precedentes. Pienso que hacer un cómic sobre economía o en la vida centrada en esto es un rollo. Prefiero dibujar paisajes mediterráneos.

--En los cómics de superheroínas, las mujeres no son vulnerables. Pero, ¿no son demasiado sexies?

-Últimamente, en el cómic de superhéroes están entrando muchas lectoras que además son blogueras y tienen influencia con su opinión. Ahora estamos en un punto en que coexisten personajes muy exuberantes y planos con cómics que están haciendo autoras que tratan a los personajes femeninos de manera novedosa, en el sentido que presentan un punto más cotidiano. Seguramente estos últimos cómics vale más la pena leerlos que los primeros. Si yo tuviera que hacer ahora un cómic mío con superheroínas, seguramente sería de este segundo tipo. Estoy cansado del personaje femenino exuberante. De hecho, hay un proyecto personal que estoy haciendo ahora que no es para EE UU. Dibujo un tipo de mujer más naturalista. Es para Francia. Lo presenté al Ciutat de Palma del año pasado y no gané. Entonces se lo propuse a Dupuis y les gustó mucho. Me han comprado el proyecto. El guión también es mío. La historia acontece en Palma y en Mallorca. Es más cercano a lo que yo soy. Es un cómic entre costumbrista y sobrenatural.

-¿Se ha inspirado alguna vez en revistas o películas pornográficas para dibujar a las mujeres?

-Durante una temporada, dibujé portadas para una revista que era erótico-pornográfica, en realidad más pornográfica que erótica. Las portadas eran un poco más light pero no eran refinadas. Eran sucias. Fue antes de entrar en DC Comics.

-¿Lo de dibujar a mujeres le viene porque le gusta el manga o porque es un seductor?

-(Risas) No soy un seductor. Creo que soy dibujante porque tengo un punto de asocial, que no de sociópata. Cuando tenía 20 años estaba ensimismado: prefería quedarme en casa dibujando un viernes por la noche que salir de marcha. La gente me sobra; es decir, la acumulación de gente. Cuando estoy en un entorno rodeado de mucha gente, me recorre una sensación de intranquilidad y nervios. Esto vale para discotecas, conciertos o fiestas mayores en la plaza. Ya de muy pequeño estaba muy a gusto conmigo mismo y mataba las horas dibujando.

-Dibujó a Azrael, un personaje con capa y máscara como Batman. ¿Qué decisiones tomó para que tuviera su propia personalidad?

-Es el mejor guión que he dibujado para DC porque tocaba temas relacionados con la Iglesia, cuestiones muy delicadas para los americanos. El personaje tiene un rollo templario, estilo El código da Vinci. Incluso tiene un final que pensaba que no nos iban a dejar hacer, porque se mete de lleno con el cristianismo. Pero al final se publicó. Es el cómic que he dibujado que menos se ha vendido y no ha vuelto a reeditarse. Mi teoría es que se dieron cuenta de que era delicado cuando ya lo habían publicado. Ésta es la parte positiva de trabajar con un personaje desconocido: puedes hacer cosas que con Batman sería impensable.

-En el catálogo de la exposición Herois comenta la gran libertad que tuvo durante una época con la serie Gotham Sirens. En concreto, se refiere a una portada de Poison Ivy. Comenta que cuatro años después esa libertad era imposible. ¿El control del producto va in crescendo?

-Era una portada con un primerísimo primer plano. Cuando entré en DC había relativa libertad a la hora de hacer las portadas. Me leía el guión y las decidía. Las últimas portadas que he hecho ya son ideas de los editores. Cada vez hay menos libertad. De todos modos, hay que partir de la idea de que es cómic por encargo y que siempre está dirigido. Pero DC, más que una editorial de cómics, es una filial de Warner. Así como Marvel la compró Disney. Yo siempre digo que son departamentos de i+D para las películas. Lo que funciona en cómic después lo tienen en cuenta para hacer las películas. Porque lo que da dinero de verdad son éstas. Los cómics generan los personajes y los copyrights. Siempre es más barato probar una cosa en cómic que hacerlo en una película de presupuesto millonario.

-¿Los americanos tocan los dibujos sin avisar?

-Normalmente, no. A mí me los han tocado pocas veces. Pero cuando alguna vez lo han hecho me ha salido la vena mediterránea y latina. Me he enfadado y les he mandado algún mail subido de tono. Pero es que cuando me tocan los dibujos... Una cosa es que te lo digan y lo hagas tú, y otra cosa que lo hagan ellos y encima sin gusto. Y como llevan mi firma es una cosa que me exaspera. Una vez me cambiaron un cielo crepuscular muy sutil por un cielo muy azul en una portada. Era de Catwoman. En ella también salía Batman. Era una portada importante. Y me reboté. Últimamente son muy controladores con todo el proceso. Te piden bocetos antes de publicar, etc.

-¿Dibujó Monika para saltarse los controles?

-Hice Monika porque con los americanos la prioridad es la fecha de entrega y yo no tenía muy claro hasta dónde podía llegar a nivel de dibujo. Y los franceses son muy pacientes y quieren que des lo mejor. Ahora sé que Monika es lo mejor que podía hacer a nivel de dibujo. Con los americanos es una duda que siempre tienes. Los franceses te exigen una sensibilidad que a los americanos les da igual.

-¿Le irrita 50 sombras de Grey?

-El libro lo ignoré. Fui a ver la película y fue un gran error. Lo lamento por los fans, pero narrativamente es un desastre. Además encontré que era machista. Si eres rico puedes tener a una chica y someterla, y a ella le parecerá bien y por lo visto a todo el mundo también. No sé, tiene un punto que me incomoda.

-¿Los superhéroes son una invención del establishment más conservador?

-En EE UU hay dos editoriales grandes: Marvel y DC. Una es más conservadora y la otra es más liberal, desde el punto de vista americano, claro. Para nosotros, serían conservadoras las dos. Sólo que una es conservadora, Marvel, y la otra es súper conservadora, DC. Por lo tanto, los superhéroes tienen un punto conservador. Tanto que incluso hay autores que les insuflan a los superhéroes un punto muy fascista y autoritario.

-Da la sensación de que los superhéroes casan con la idea de que los ciudadanos han de ser pasivos.

-Al principio, en los 50, los superhéroes eran un modelo ideal para un niño. Los superhéroes eran boyscouts. El público actual de superhéroes es aquel mismo niño que ahora tiene 40 ó 50 años y continúa leyendo cómics por nostalgia. No hay suficientes lectores infantiles para regenerarlo todo. Una vez le pregunté a un editor cuál era nuestro target y me contestó que sinceramente no lo sabía. Pienso que el mainstream lo constituyen cómics para adultos que rememoran a aquellos superhéroes que todo el mundo conoce pero que no dejan de ser para todos los públicos. Y, claro, ¿cómo se hace adulto un boyscout? Lo caracterizas como alguien más resolutivo que en lugar de luchar contra un ladrón de fruta lo hace contra los integristas islámicos. Los temas son más adultos pero la base es bastante infantil. En fin, no quiero hablar mal de los superhéroes, que me dan de comer.

-¿Existen los superhéroes de verdad?

-No.

-¿Ni Messi?

-Uf, no, qué va. No me gusta nada el fútbol.

-¿Y Roberto Saviano?

-Más que un superhéroe es alguien como Snowden. Gente que a partir de un punto sabe que no tendrá vida y lo acepta. Hacen algo grande que saben que les costará vivir en la clandestinidad. Yo me lo pensaría mucho, la verdad. Prefiero continuar siendo quién soy y seguir disfrutando de mi tiempo libre. De todos modos, lo de ser superhéroe tiene truco. Cuando eres invulnerables es muy fácil meterse en follones. En la vida real, Saviano se arriesga a que le peguen un tiro. No es un dibujo.

-Quitemos el súper. ¿Quién es su héroe particular?

-Tengo miedo a los ídolos. Me cuesta tenerlos. No sé si tiene que ver con mi punto de asocial. Como insistes, diré que me gusta mucho un autor de animación japonesa, Hayao Miyazaki. Tiene el Studio Ghibli, que es como el Disney japonés, sólo que hace películas más buenas. Cuando las miro, siento un punto de síndrome de Stendhal.

--¿Quiénes fueron sus personajes de la infancia?

-Mortadelo y Filemón.

-Ahora los niños piensan en Bob Esponja o Dora la exploradora. ¿Decae la cultura?

-No. Bob Esponja me parece muy bueno. Dora es más infantil. Bob Esponja tiene salidas bastante originales e histriónicas. Hay algún dibujante de cómic que de hecho es guionista de Bob Esponja. Son dibujantes bastante gamberros y underground. Hay uno que se llama Kaz que ha sido publicado por la editorial mallorquina Autsaider.

-Se desconoce el pasado de Joker. ¿Debía tener cuenta bancaria en un paraíso fiscal o era yihadista?

-Buena pregunta, porque los villanos de cómic, los de la vida real está claro que tienen cuentas en paraísos fiscales, siempre montan unos planes súper elaborados con unas infraestructuras brutales para los que hacen falta mucho dinero. Lo curioso es que nunca te explican de dónde lo sacan. Joker planea envenenar Gotham con unos zepelines que sueltan gas pimienta. Me pregunto por su financiación. Batman es millonario. Pero Joker es una suerte de homeless que de repente organiza esos planes tan caros.

--¿Albiol tiene sonrisa de Joker?

-Pienso que ahora que Ciudadanos le robará votos al PP, éste a lo mejor ha de virar más hacia la derecha para ver si rasca algo. Al menos en Cataluña. Realmente, no sé mucho sobre Albiol. Antes seguía más la política catalana porque en casa ponía TV3 mientra dibujaba. Últimamente, miramos programas de bricolaje y de hacer piscinas. Cuando dibujas, sólo quieres ruido de fondo.

-¿Existe algún paralelismo entre los cómics de vampiros y la banca mundial o Hacienda?

-Sí. Estudié que los ingresos de la banca venían del diferencial entre lo que cobran por el dinero y lo que dan por el dinero. Y hoy en día está claro que son vampiros totales porque nos están cobrando unas comisiones elevadísimas.

-¿Les habla a sus personajes?

-Eso de dialogar con la obra me parece muy pedante. Sé que los artistas que hacen arte han de elaborar un discurso, y seguramente algunos se creen su propias palabras. Yo nunca he podido hacerlo porque parto de la base que la obra que estoy haciendo, que es narración ilustrada, habla por sí misma.

-De cara a las elecciones generales, ¿quién está más necesitada de un superhéroe: la izquierda, la derecha o Podemos?

-La sociedad civil está necesitada de un superhéroe que se dedique a hacer política. Hace falta que cambien muchas cosas. Y decir esto parece que implica que vas con uno de los partidos nuevos. Y no necesariamente es así. Tengo la sensación de que la calidad de la democracia española lleva una o dos generaciones de retraso respecto a los países del norte, en los que si un corrupto comete una fechoría la sociedad le exige que dimita. Nosotros somos más permisivos. A mí me gusta mucho el estilo suizo, el de la transparencia y votarlo todo. Hacer referéndums para cualquier cosa. Nos hace falta dar un salto de calidad y exigencia democráticas.

-¿Dibujante es igual que artista?

-Me gusta decir que es un trabajo más artesano. Cuando escucho a la Pantoja y a todas las folclóricas decir que son artistas, sólo para no meterme en ese mismo saco, prefiero decir que no hago arte.

-Dibuja con la derecha, ¿para qué tiene mano izquierda?

-Con poca cosa. Soy muy directo en general y procuro ser honesto, que no ofensivo. Si no tengo confianza con la persona que tengo delante, prefiero quedarme callado que andarme con subterfugios.

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