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Contraluz

El vestidor

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Domingo 28, el guardaespaldas

Hasta donde una recuerda, Kevin Cotsner le guardaba muy bien las espaldas a Whitney Houston. Y qué decir de la princesa monegasca -Estefanía, no Charlenne, ¡por favor!- que les cogió afición y tuvo tres hijos con dos escoltas. Gremial que es la chica, porque luego también repitió pero en el sector circense, con un domador y un acróbata. La baronesa Thyssen no ha tenido tanto acierto al elegir a su cuerpo de seguridad. Una de sus antiguas sombras la ha llevado al banquillo. Bueno, no a ella, a la empresa encargada de contratar al personal de seguridad de los Thyssen, pero viene a ser lo mismo. Y el exempleado, de momento, ha logrado que se le reconozca un despido improcedente.

Por si fuera poco, circula por ahí un mensaje privado supuestamente enviado por el que fuera el hombre de confianza de doña Tita. Los mensajes los carga el diablo, pregúntenle a Kiko Rivera y compañía. No escarmientan. Uno de los gorilas de Jennifer Aniston ya contó a todo el que quisiera escucharle que andaba desnuda por la casa. Ana Obregón es de las que tiene o ha tenido vigilancia, claro. Pero no hay nada que temer. Los suyos son discretos y fieles. Como Cotsner.

Lunes 29, el posado

Un verano sin posado de Ana Obregón es como un jardín sin flores, como un huevo sin sal, un bolo sin tronistas, Fortu sin Nacho Vidal, como la baronesa Thyssen sin sus cuadros o la Preysler sin portadas... La bióloga y actriz de varios talentos (ella es muy de las inteligencias múltiples), entre guión y guión de Hollywood (bueno, de Santiago de Compostela, que es mejor) ha sacado tiempo para recuperar su tradicional pecho fuera, ombligo dentro, pompis fuera. Eso, sí, sustituyendo a los paparazzi por el selfi y el biquini, por bañador y no sin antes recomendar la marca publicitaria. Ya puestas. Prescriptora que es una. Tanto de medidas antiébola como de protocolo real o Stanislavski. Ella misma se etiqueta #posturitadespliegatusalas. Porque Ana ya inventó el postureo. Cuando los hípsters andaban lampiños.

Martes 30, mejillón ilustrado

Hay cosas que no pueden dejarse caer así, como si nada, como pañuelo de dama o coco de palmera sobre la cabeza del extorero, exterror de las nenas. No si eres Tamara Falcó. Dos perlas: Una, yo me leía todos los libros de Vargas Llosa; dos, me intoxiqué con unos mejillones. Stop. Paren máquinas. Rebobinen. ¿Tamara lee más allá del Hola? Y mucho más increíble: ¿Tamara come mejillones?¿en casa del embajador, entre bombón y bombón, en villa Preysler? Puestos a degustar bivalvos, ¿por qué no unas ostras? Pues que se anden con cuidado, porque una mala ingesta de moluscos, léase chirlas o mejillones de batea, amén de náuseas, vómitos y diarrea, oscila de la intoxicación paralítica a la neurotóxica e incluso amnésica. Y no estamos para olvidar.

Miércoles 1, primarias

O las primarias suman y emocionan o no serán eficaces, dice Monedero, el amigo de Carmen Lomana la desheredada. No parece probable -aunque cualquiera sabe- que ni Monedero ni el inventor del sistema estuviera pensando en Leticia Sabater. Pero los caminos del señor son inescrutables. Y nos han llevado a ella, la neovirgen, que lleva tiempo haciéndole ojitos -con perdón- a Albert Rivera. Musa de ciudadanos es un puesto codiciado. A los cuatro vientos proclamó que, tras recuperar el himen perdido a punto de cruz, busca ahora candidato para destejerlo de nuevo, como Penélope su manto. Y Leticia tiene claro quién podría ser su Ulises particular: "Me encantaría que Albert Rivera fuera el político que me ayudara a volver a no ser virgen". ¿Le darías a Leticia Sabater al mediodía alegría?, dispara Pablo Motos, a bocajarro, sin anestesia. Porque los foros han pasado del ágora al plató, sin solución de continuidad. "Que se busque a otros candidatos!, replica el joven Rivera raudo, "o que haga primarias". Es lo que tienen, que igual sirven para un roto que para un descosido. Ginecológico, en este caso.

Jueves 2, Pantoja, presunta inocente

¿Trato de favor? ¿privilegios? ¿por qué? ¿porque las reglas del juego van cambiando según conviene? ¿porque come, y está lustrosa, cuando el resto pasa hambre? ¿porque la evacúan cada vez que sufre un vahído? ¿porque mantiene sus vis a vis (hay quien vulgo los llama tuku taka? ¿porque le dan información del exterior? ¿porque desde el aislamiento se permite interponer demandas a diestro y a siniestro? ¿porque la llevan en palmitas? Y todo esto ¿tan solo porque es ella, una Pantoja? Venga, por favor, ¿acaso no la vieron morder el polvo, digo barro, como la que más? Pues a ver dónde ven algunos el tongo. A Isa sobreviviendo en la isla, me estoy refiriendo. ¿O en qué Isabel Pantoja estaban ustedes pensando?

Viernes 3, Lola y Vargas

Ella es Lola, una tal Lola, sin más apellido que exMYHYV. Estaba con ella, con Chabelita, y con el actor porno, y el torero retirado, y el míster, y el cantante heavy, y otro montón de tronistas, grandes hermanos y similares. Regresa a España, al mundo, al whatsapp, a instagram, a los platós, al tinte y la manicura, lo que viene siendo la civilización, vamos. Y ese alter ego de Jorge Javier Vázquez, ese avatar de Jorgeja, que lleva el flequillo tieso como Cameron Díaz en Algo pasa con Mary y bichos de peluche y cosas así por encima como Frank de la Jungla o Mercedes Milá la interroga. Por temas candentes, de máxima actualidad, trascendentales. Por el romance del verano: Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa. Y la muchacha, ojiplática, pone cara de asombro, de a mí qué me cuentas y por qué no me das carnaza, y exclama "sé quién es Isabel Preysler, pero no Vargas Llosa". Pues claro. Vaya usted a saber si es cierto o no pero, ya antes de estar en el candelabro, a Sofía Mazagatos se le atribuye la frase "me encanta cómo escribe Vargas Llosa. No he leído nada de él pero le sigo". Sería en Twitter, mujer.

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