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Errol Flynn, un Ulises loco por la isla

La segunda novela de Roser Amills está dedicada a la estrella de Hollywood que por azar llegó en 1950 a Mallorca, donde a lo largo de 9 años dejó una estela de escándalos, fiestas y borracheras que aún se recuerdan

Errol Flynn, un Ulises loco por la isla

Roser Amills Bibiloni (Algaida, 1974) ha vuelto a la novela con El ecuador de Ulises (ifeelbook), con la que sumerge al lector en la década de los 50, los años que Errol Flynn pasó en Mallorca. Fruto de un arduo trabajo de investigación y documentación, desvela las ilusiones, secretos y decadencia del afamado y seductor actor de la época dorada de Hollywood. La escritora, residente en Barcelona desde hace veinte años, presentó ayer el volumen en Los oficios terrestres, en el barrio de El Terreno, donde Flynn vivió muchas de sus correrías.

Una tormenta trajo a Errol Flynn y su esposa a la isla

"Errol Flynn y Patrice Wymore se conocieron en un rodaje en Texas. A los pocos meses decidieron casarse en Montecarlo y pasar una loca luna de miel en Gibraltar, pero una tormenta les obligó a detenerse en Pollença, bordear toda la isla y atracar en Palma. En Ciutat les dijeron que no podían quedarse porque Errol estaba en la lista roja por su etapa de la República. Esta fichado. En marzo del 37, con un carné de corresponsal y hasta bien entrado el 38, estuvo luchando a favor de la República y de paso animó a adherirse a la causa a Charles Chapin, los Hermanos Marx, sus amigos Bette Davis, Clark Gable, Gary Cooper, Marlene Dietrich..."

La ayuda de Jaime Arias, otro aventurero

Periodista y jefe de relaciones públicas de Paramount Films en España, su ayuda fue determinante para que Flynn se quedara en la isla. "Hizo de enlace entre el franquismo más carca y el mundo de las productoras -cuenta Amills-. Con su ayuda pasó de ser persona non grata a ser invitado a recepciones y fiestas y recibir un buen trato. Así, decidieron quedarse. A Errol le iba estupendo pues le acababan de echar de la Warner, estaba arruinado, no tenía papeles para el cine y en Mallorca le trataban como lo que era, una gran estrella. Él cayó bien en la isla y la isla le cayó bien a él".

"Bebía de buena mañana, en el barco y en el bar"

"Errol se levantaba tarde, dormía poco y le gustaba acostarse en el camarote del lado del ojo de buey para, al despertarse, ver el mar lo primero de todo. Era un lobo de mar, un hombre aguerrido. Bebía de buena mañana tanto en el barco, donde tenía su propia bodega, como en el Joe's y otros bares de Palma. Tuvo una vida muy ociosa en Mallorca".

Una estrella del celuloide pero "un hombre cercano"

"Los mallorquines vieron en aquella estrella de Hollywood alguien cercano. Propuso y montó proyectos, y eso para los mallorquines que le trataron dio mucha seguridad. El que tenía un bar o un restaurante se sentía mucho más cómodo sí tenía clientes como él y no VIPS estirados. Muchos lo recuerdan precisamente por estas cosas. Majo, simpático, divertido, juerguista... así le recuerdan. También de liberación de costumbres... El mallorquín era muy conservador y tener a un loquito al que le gustaban las fiestas y las chicas guapas abrió los ojos a aquella Mallorca".

La "explosiva e insaciable"Ava Gardner

La novela de Amill está repleta de nombres famosos que desfilaron por Mallorca, desde George Sanders, Zsa Zsa Gabor o Rita Hayworth, a la "explosiva e insaciable" Ava Gardner. "Ava llegó a la isla para visitar a Robert Graves. Fue una visita más íntima. Quería ser escritora y venía a ver a un gran maestro, a un escritor ya consagrado. Se hizo amiga del matrimonio Graves y de Flynn. En una de esas visitas, Ava le propuso a un cabo que se fuera con ella a la habitación. Él rechazó la oferta. Sus compañeros le llamarían desde entonces el cabo Gardner por haber sido el tímido o el ingenuo que rechazó a una Gardner nada acostubrada a eso. Su sola presencia ya escandalizaba a todas las mujeres mallorquinas. Hacía lo que quería, iba sola por el mundo, disimulaba sus historias y tenía un carácter felino. Fue la Madonna de aquella época, con las uñas pintadas de rojo, escotes y un cuerpo espectacular que siempre que podía lucía en el mar. Le gustaba que le tiraran piropos y le gustaba muchísimo seducir. En la Mallorca de los 50, discreta, católica y ultraconservadora, en pleno franquismo, con cartillas de racionamiento y muchísimas dificultades, con las mujeres tapadas y la censura, Ava Gardner escandalizó. A ellas les parecía una fresca y a ellos, les encantaba".

¿Era irresistible Errol Flynn?

¿Qué hubiera hecho Roser Amills si Errol Flynn le hubiera intentado seducir? "Hubiera actuado como Catalina, el personaje de mi novela. Me hubiera sentido muy halagada, lo habría considerado un cuento de hadas, pero dudo que ninguna chica mallorquina de aquella época, a no ser que estuviera completamente borracha y en eso Errol tenía mucha habilitad, se lo hubiera permitido, no por ganas, sino por el qué dirán. España entera era un pueblo, todo se sabía, se confesaban los pecados a diario en la iglesia y Dios todo lo veía".

"Frágil y eternamente insatisfecho"

"He intentado llegar al corazón de Errol Flynn. Su madre fue una mujer fría, autoritaria, que no le dio cariño y apenas trató con él. Y su padre igual, un biólogo reputado que se perdía en sus investigaciones o viajes. A raíz de una escapada de su casa, con solo 8 años, Errol percibió que así consiguía la atención de su madre, que se asustó mucho. Pero vio que la había emocionado. Ese patrón lo reproduciría toda su vida. Tenía miedo a que conocieran sus sentimientos porque conocerían su fragilidad y lo que de verdad llevaba dentro, que no es ese héroe o ese espadachín aventurero sino un hombre con sus miserias y sus miedos. Cuando una mujer estaba confiada con él, necesitaba asustarla como hizo con su madre, yéndose largo tiempo, liándose con otra, como para zarandearla emocionalmente, como diciéndole: no te confíes que yo aquí soy un ligón".

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